Cuando Adolfo Suárez venía por Vigo, ya sin ser presidente de Gobierno
EPISODIOS VIGUESES
Era una persona grata. Para muchos, Adolfo Suárez, fue el mejor presidente del Gobierno y entienden que lo dejó discretamente y que nunca se lucró del cargo. Por Vigo vino varias veces, ya sin poder, para promocionar el CDS, en el que contaba por aquí con destacados colaboradores como el recientemente fallecido Gerardo González Martín
En los locales de la Asociación de la Prensa lo recibimos varias veces para que celebrara sus conferencias de prensa presentando el CDS (Centro Democrático y Social), tras el estadillo de la UCD en que tal mal acabaron sus parroquias y feligresías. Confieso que me caía bien. Era sencillo y cercano y nadie diría que había sido el gestor esencial de la transición cuando ahora quería darle continuidad a un proyecto agostado.
De por aquellos días, viene a mi memoria una gran cena política en “Las Siete Torres”. Ni siquiera en las que Fraga celebraba en el Hotel Samil vi nunca tanta y tan entusiasta gente alrededor de un político. Sólo recuerdo algo parecido en un acto alrededor de Marcelino Camacho, que ya contaré otro día. El mejor retrato de Suárez, de los diversos libros que se han escrito sobre su tiempo y figura, destaca a mi entender el escrito por el periodista Luis Herrero, hijo de uno de sus preceptores, Fernando Herrero Tejedor, que hizo a Suárez vicesecretario del Movimiento en tiempos de Franco, del que era secretario general, donde se sitúa el inicio de su carrera política. El libro de Herrero hijo, titulado “Los que le llamábamos Adolfo” está inspirado, como el mismo confiese, en el de la periodista Josefina Carabias dedicada a Azaña, titulado “Los que le llamábamos don Manuel”.
Contaba Adolfo Suárez con amplias simpatías en Vigo, como pude constatar en aquella cena, donde aparte de las personas comprometidas con su nuevo proyecto político, se encontraban representaciones de lo más variado de la vida social de la ciudad, algunos por curiosidad y otros realmente por que se sentían proximidad con aquel personaje que en los últimos meses había dejado de ser el presidente del Gobierno, que mantuviera una actitud gallarda aquel 23-f y que dejaba como herencia política una serie de hechos positivos en la democratización de España.
Curiosamente, en aquella cena, no sólo había persona que situaríamos en la esfera del centro derecha, sino incluso más cercanos a la izquierda y al movimiento obrero, a quienes recordaba haber recogido alabanzas a Suárez, por haber tenido la valentía de haber legalizado el partido comunista y enfrentarse a los riesgos del disgusto que esto causó a la cúpula militar. En su discurso de aquella noche volvió a aparecer un Adolfo Suárez optimista, con ilusiones, con esperanza en su proyecto de centro, y en los sectores de la sociedad que había llegado a ilusionar.
Era un hombre de discurso lúcido, todavía estaba lejano su abandono de la política en 1991, y la retirada de la vida pública a partir de 2003, en que poco a poco, debido al Alzheimer que le haría perder la memoria de sí mismo, tras tristes episodios de los síntomas que padecía. Falleció en 2014, pero su recuerdo sigue vivo en la memoria y los archivos de quienes tuvimos ocasión de tratarlo en la distancia corta, ya alejado del poder que en su día ostentara. Por cierto, que en el libro de dos periodistas que recoge las memorias del que fuera jefe del CESID, general Manglano, con las confidencias de su trato con el ahora rey honorífico, no sale bien parado Suárez, según lo que dice de él Juan Carlos, sin duda porque cuando era presidente de Gobierno, con el respaldo del pueblo español, no se plegaba a los caprichos del mal llamado ahora “rey emérito”.
Contenido patrocinado
También te puede interesar
Lo último
Condado/Paradanta
El arte urbano cambia la estética del IES de Salvaterra
Elecciones en Extremadura
Cerca de 900.000 extremeños están llamados a las urnas