“Casa Pepe” deberá dejar su actual ubicación en el puerto de Vigo

Las naves usadas por Casa Pepe en el muelle de Trasatlánticos, en primer término en una escala doble.
photo_camera Las naves usadas por Casa Pepe en el muelle de Trasatlánticos, en primer término en una escala doble.
Los tribunales dan por concluida la autorización a la empresa Casa Pepe en el muelle de Trasatlánticos. El Puerto busca una nueva ubicación para la firma de víveres

El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) ha puesto punto final a la concesión de la empresa de víveres Casa Pepe, dando la razón a la Autoridad Portuaria y rechazando el recurso contencioso-administrativo de la parte demandante, la propia firma de víveres que opera desde hace unos 27 años en el muelle de Trasatlánticos. Como es conocido, una autorización del Puerto en 1997 acabó convirtiéndose en una concesión administrativa que perjudicó al desarrollo del programa urbanístico Abrir Vigo al Mar en algunas de sus etapas decisivas. En todo caso, el TSXG ha acotado el permiso a 12 años, tres meses y 27 días, rechazando las reclamaciones de Casa Pepe, que exigía 30 años o en su caso contabilizar más tarde el comienzo del período, que se fijó en diciembre de 2010.

El tribunal gallego estima que el recurso debe ser desestimado, ya que atendiendo a los precedentes judiciales por sentencia firme hay que concluir que la concesión está ya finalizada. Casa Pepe, que en este tiempo ha ido ampliando su negocio y se ha convertido en un referente en el negocio del suministro a buques, en especial a cruceros, todavía cuenta con una bala más, un recurso de casación ante el Tribunal Supremo, si bien la contundente del fallo judicial hace poco probable que pueda avanzar. Además, la Autoridad Portuaria ha decidido abrir negociaciones con Casa Pepe para encontrar otra ubicación para que pueda continuar con sus actividades, básicas para el funcionamiento del puerto vigués. De momento no hay una decisión definitiva, pero las conversaciones siguen adelante.

Casa Pepe logró el permiso siendo presidente Juan Corral, en la segunda mitad de la década de los noventa. La empresa de víveres tenía su sede en un bajo de Montero Ríos, calle que tras quedar peatonalizada resultaba inviable para el movimiento de camiones. Pidió ayuda al Puerto, que cedió con un permiso en precario las naves del muelle de Trasatlánticos hasta encontrar otra solucion. La cuestión es que dichas naves iban a ser demolidas en Abrir Vigo al Mar para instalar en su lugar una atracción, una especie de acuario transparente, deprimido sobre el propio muelle, dotación que no pudo ser ejecutada. Más tarde, se cambió por la piscina del Náutico, con la idea de su demolición para abrir una “ventana” ante la Ría y construir una nueva instalación mucho más reducida en Trasatlánticos. Tampoco fue posible al lograr Casa Pepe amparo para poder mantenerse en el meulle a través de sucesivas acciones judiciales coronadas con éxito. 

Finalmente, los tribunales concedieron una concesión “media” de 12 años de duración, lo que obligó a anular una parte decisiva de Abrir Vigo al Mar, que así se quedó a medias en cuanto al derribo de obstáculos ante el mar. No obstante, el programa logró pese a ello varios premios internacionales a la transformación urbana gracias a la construcción del túnel y la peatonalización de la superficie como una gran plaza urbana, obra firmada por Guillermo Vázquez Consuegra. Con todo, el arquitecto se quejó en varias ocasiones de la supresión del proyecto de varias piezas previstas.

 

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