La villa conmemora el 531 aniversario de la llegada de la carabela “La Pinta” con la noticia del descubrimiento de un nuevo continente
“A Arribada conmemórase o 1 de marzo, data na que chegou 'La Pinta' e imaxinamos que cando arribou o tempo sería máis ou menos como este; a festa faise con bo ou mal tempo, significa o comezo da tempada”. Así, la concejala de Turismo de Baiona, Sheila González, dejó claro que en ningún momento se pensó en aplazar la fiesta grande de la villa, pese al mal tiempo que tocó este fin de semana. Como es tradición, formó parte del desfile medieval, encabezado por el alcalde, Jesús Almuíña, que recorrieron las rúas del barrio histórico, seguidos por zancudos, bufones percusionistas o brujas encantadas. Aunque la comitiva se retrasó una hora para evitar la lluvia, no se salvó de una mojadura.
En declaraciones a Atlántico, la edil puso en valor el trabajo de cientos de personas durante meses, “no solo la última semana en que ya se ve el resultado”. Por ello y por los numerosos visitantes de fuera, que programan de año en año estas fechas, la Arribada se mantuvo contra viento y marea. Autobuses de Ourense, familias de Asturias, grupos de amigos de Madrid o matrimonios franceses se mezclaron entre los lugareños.
Dominaban los trajes de época, al estilo del final de la Baja Edad Media, 1493, cuando llegó a puerto una de las carabelas de la expedición de Cristóbal Colón. Trajo la noticia del descubrimiento de un nuevo mundo, siendo los habitantes de Baiona los primeros en conocerla. “Nesta edición poñemos especial interés en que o feito histórico sexa relevante, destacando que non se trata dunha simple festa medieval”, indicó la responsable de Turismo. Este año se caracteriza también por el regreso de espectáculos como la cetrería o el esfuerzo por hacer los actos accesibles a personas con discapacidad, con los folletos en braille y con intérpretes de signos en varios shows.
Torneos de caballeros, demostraciones de tiro con arco, combate de esgrima o pasacalles de percusionistas, zancudos o músicos tradicionales amenizaron una jornada. Con las calles llenas de viandantes que alternaban entre los puestos de gastronomía y los de oficios tradicionales, donde los artesanos hacen demostraciones.
No faltó un clásico de Arribada: Los fresones de Palos de la Frontera. Una delegación del ayuntamiento andaluz puso a la venta los fresones y frambuesas, producto típico de Palos, localidad hermanada con Baiona. Subvencionadas, se ofrecieron 6.000 kilos en cajas a 5 euros. Como cada año, frente a la entrada del parador se formó una larga cola para hacerse con el preciado botín.
Hoy continúa la programación a partir de las 10 horas con la apertura del Real Mercado. A las 18:30 horas tendrá lugar la recreación teatral de la Arribada del Descubrimiento en la playa Ribeira, bajo la dirección de Mónica Sueiro.
