Diez años convirtiendo los pilares de la AG-57 en un museo urbano

Gory apuesta porque ‘sus muros’ se conviertan en un espacio de ocio con zona verde y merendero donde los vecinos puedan ir a pasar el rato entre ‘Hulks’, ángeles y demonios o una monja un tanto incorrecta.
photo_camera Gory apuesta porque ‘sus muros’ se conviertan en un espacio de ocio con zona verde y merendero donde los vecinos puedan ir a pasar el rato entre ‘Hulks’, ángeles y demonios o una monja un tanto incorrecta.
El grafitero local Gory tiene su ‘hall of fame’ en plena naturaleza de Vilaza que ahora sirve como escaparate de su obra 
Cualquier grafitero sueña con disponer de metros y metros de muro donde poder dar rienda suelta a su imaginación, y el “hall of fame” del muralista local Gory está en Vilaza. Bajo el abrigo de la AG-57 sus pilares le sirven de lienzos en blanco y durante una década este gondomareño ha sabido dar lo mejor de sí, hasta el punto que lo que empezó siendo su lugar para el desahogo personal hoy funciona como su escaparate al mundo, su catálogo, y lo cierto es que no le va nada mal. Se dedica exclusivamente a pintar, una vez que remate el último encargo comenzará con el siguiente y así sucesivamente hasta completar tres o cuatro más que tiene en cola. “La verdad que este mes está siendo bueno, no siempre tengo tanto volumen de trabajo”, aclara. Para llegar a donde hoy está aguantó penurias y pluriempleo, pero en cuanto tenga un hueco regresará a su origen sin saber todavía lo que va a plasmar. “Haré lo que se me ocurra”, apunta. Comenzó en los 90 dibujando letras y su propia firma, por aquel entonces era lo más extendido y precisamente esta práctica, por lo que reflejaba, a menudo pendía de un hilo en la transgresión al vandalismo. Sin embargo con el paso de los años y como cualquier arte fue evolucionando, del tipografismo a las composiciones pictóricas, cuales sea. Hoy en día es algo que se respeta, pese a que muchos se inclinan por llamarlos murales, treinta años después de vaciar su primer bote de spray, Gory reivindica su denominación original. “Los grafittis también progresan”, afirma. Todas las obras de Vilaza las realizó sin ánimo de lucro, miles de euros en pintura y otro tanto en horas de trabajo con paciencia y algún que otro borrón. “Cuando te emborrachas de dibujo lo mejor es parar y volver en otro momento”, manifiesta. Gory ultima junto al joven Samu Piñeiro otro proyecto muy cerca de este en el cruce que lleva al centro cultural de Vilaza y que el alcalde Paco Ferreira se comprometió a musealizar junto a otros espacios de arte urbano creando así una auténtica galería. Para ello creará una ruta a través de códigos QR. 

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