VAL MIÑOR

'Ahora mismo estaríamos a tope por Semana Santa'

Víctor Trigo y Óscar Cedeira ayer en los pantalanes del Monte Real Club de Yates.
photo_camera Víctor Trigo y Óscar Cedeira ayer en los pantalanes del Monte Real Club de Yates.
Marineros del MRCYB se encargan de mantener en buen estado la totalidad de elementos del complejo náutico.
Cumplido el día 25 de confinamiento, las instalaciones náuticas del Monte Real Club de Yates de Baiona cumplen a pies juntillas las indicaciones dadas por las autoridades y la actividad aquí se ha visto reducida a su mínima expresión. De cuatro marineros por turno que normalmente se ocupan del mantenimiento en general de instalaciones y embarcaciones ahora mismo están dos, mientras que en el departamento técnico,  al igual que en otros sectores, adoptaron las fórmulas habituales del teletrabajo.
Óscar Cedeira Silva y Víctor Trigo son dos de los cuatro trabajadores que en estos momentos se encargan de velar por la integridad  del complejo así como de los barcos que se encuentran amarrados a los pantalanes. Junto a los dos serenos que vigilan el recinto por las noches completan la plantilla de servicios mínimos al aire libre. En condiciones normales el complejo náutico por excelencia de la comarca estaría casi a pleno rendimiento coincidiendo con Semana Santa con socios, regatistas, clientes de la zona de restauración y embarcaciones preparadas para ser sometidas a su puesta a punto anual. 
Sin embargo ayer en el MRCYB tan solo se respiraba calma, maquinaria parada, mucho orden y un movimiento nulo.  "Ahora mismo estaríamos a tope, con muchos suministros y preparándonos para empezar la temporada", explicaron. Las tareas diarias se limitan a vigilar el correcto estado de veleros, yates y lanchas que tienen aquí su amarre además de las zonas ajardinadas y el resto de elementos que durante estos días están siendo sometidos a un lavado de cara. "Cambiamos cabos y defensas que se rompen, achicamos agua y aprovechamos para darle una mano de pintura a todo aquello que consideremos", aclararon.
Los pantalanes del Monte Real tienen una capacidad de 222 plazas de amarre de las cuales un 70% se ocupan todo el año y en condiciones normales ahora mismo tendría que encontrarse como mínimo a un 90% de su capacidad. La calma que los trabajadores respiran es total, durante sus jornadas de trabajo se mantienen ajenos al revuelo derivado de la declaración de estado de alarma mientras que sus  rutinas se ven alteradas de manera excepcional por algún barco en tránsito que solicite repostar. En este sentido explicaron que en lo que va de confinamiento atendieron una docena de peticiones, siempre respetando los estrictos protocolos de actuación  pautados. "Bajo ningún concepto las tripulaciones de barcos en ruta pueden poner un pie en tierra firme, con lo que nos limitamos a abastecerlos guardando distancias, con guantes y masacarillas", aclararon. Las peticiones se limitan a repostaje de agua y combustible y en algunos casos víveres. Cuando es así la propia tripulación  gestiona el encargo telefónicamente con grandes áreas. Aguardan en las zonas designadas para fondear fuera de los pantalanes a que les acerquen el pedido a las instalaciones náuticas para recogerlo y proseguir su ruta. Aún así los dos marineros no se libran de vivir situaciones curiosas. "Hace unos días el patrón de un barco de bandera inglesa intentó persuadirnos para que fuésemos a comprarle un cartón de tabaco alegando que tenía 'mono'. Lógicamente no fuimos y desconocemos si finalmente  desembarcó en otra zona por su cuenta y riesgo", explicaron. 

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