Un estudio de la UVigo maneja usar las podas de kiwi para 'pellets' en calefacción

Astillas de la poda del kiwi para hacer pellets
photo_camera Astillas de la poda del kiwi para hacer pellets
El proyecto ‘BiomasaCap’, en el que participan investigadores de la UVigo, logra valorizar residuos comunes para generar energía térmica, incluso a nivel doméstico

Utilizar restos de poda tan comunes en Galicia como los del kiwi, la vid o los rastrojos para poder generar energía térmica de calidad, incluso a nivel doméstico. Esa es la premisa básica del proyecto BiomasaCap, liderado por un consorcio de entidades del sur de Galicia y el norte de Portugal financiado con fondos Interreg y en el que está inmerso el Grupo de Tecnología Energética de la Universidad de Vigo. 

El docente e investigador David Patiño es uno de los encargados de llevar a cabo este estudio, cuya fase de investigación terminó recientemente y que ahora tiene una nueva ronda de financiación para capitalizar sus resultados. Las conclusiones de ese primer proyecto, como indica el propio Patiño, son muy claras: “Analizamos diferentes biomasas y comprobamos que muchas de ellas eran viables técnicamente”. Aunque, matiza, algunas de ellas necesitan ser utilizadas con aditivos para que el coste de explotación no exceda el de biomasas más comunes como la madera de pino.

Este conocimiento exhaustivo sobre cómo valorizar restos de poda comunes y convertirlos en combustible viable es el mayor resultado de este proyecto, al que ahora buscan darle difusión porque durante esa primera fase “se generó una red de empresas y grupos de investigación interesados en esta iniciativa y ahora queremos expandirla”, explica Patiño. 

La principal ventaja de esta novedosa fuente de energía térmica es la económica, que cobra especial importancia en la situación de crisis económica y energética actual. “Si una empresa puede conseguir gratis los restos de poda o matorral, valorizarlos como biomasa puede resultar en una alternativa económica a otras fuentes energéticas”, añade Patiño, que matiza que “no es gratis porque hay un coste de eliminar el material y recoger esos restos”, pero sí que puede suponer una diferencia grande a nivel económico. Así, David y su equipo –así como el consorcio que impulsa el proyecto BiomasaCap–  continúan trabajando para que esta tecnología llegue al mayor número de lugares posible.

Llevarlo a los hogares, una posibilidad para el futuro

Por el momento, los investigadores del proyecto BiomasaCap solamente han probado este producto en instalaciones experimentales y de carácter industrial. David Patiño subraya que “siempre es mucho más fácil hacerlo en una instalación de este tipo en la que puedes permitirte estar más atento a la instalación e implantar sistemas de control de emisiones con facilidad”. Pero los investigadores a cargo de esta iniciativa no descartan estudiar su uso doméstico, sobre todo porque ya han comprobado que estos restos de poda se pueden convertir en ‘pellets’, que son la forma de combustible más común de las estufas domésticas. 

Como confirma el propio Patiño, darle un uso doméstico a esta biomasa de baja calidad valorizada “es una de las posibilidades de cara al futuro”. Todo depende del éxito que vaya acumulando este proyecto, que aspira a revolucionar el sector de la energía renovable, por lo menos a nivel local, contribuyendo a reciclar lo que hasta ahora se consideran desechos como son los restos de la poda o los rastrojos del monte.

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