En la presentación del Plan Estratégico 2021-2016, el presidente del Consello Social de la UVigo Ernesto Pedrosa expresó que se trataba de la vez que la institución educativa más se acercaba a la sociedad. En medio de una época en la que la universidad mira hacia el futuro, Pedrosa valora para Atlántico este plan y los cambios que se podrían acercar.
¿Cómo valora la aprobación del plan estratégico 2021-2026?
Me parece que es un documento esencial para vehiculizar las zonas de paso entre la universidad y la sociedad y por ello el consello social participó activamente en su elaboración. Se marca como ejes la formación, la investigación y las personas y también la organización de recursos y la interrelación como sociedad. Es una hoja de ruta con la que se busca acercarse a la sociedad y ofrecer herramientas a los problemas de Galicia.
¿Cree que la colaboración público-privada es el camino a seguir o hay otras vías?
Siempre hay más vías, pero yo entiendo que este es un camino fundamental para incentivar e intensificar la transferencia de conocimiento y proyectar la investigación y los resultados a las empresas y, en definitiva, a la sociedad, lo cual es uno de los objetivos claros de los consejos sociales. Yo entiendo que la colaboración público-privada contribuiría a una mejor solución de los problemas colectivos y territoriales. La iniciativa privada tiene que ver más a la universidad a la hora de aprovechar su conocimiento y la universidad tiene que ser más sensible con el entorno en el que se ubica y contribuir a mejorar la calidad de vida. Partiendo de la base de que esto es esencial, hay otras vías, como el mecenazgo, las donaciones o el crowdfunding. Caminos paralelos en los que el consello social de la UVigo ha sido pionero en España. Son caminos para fortalecer y promover el futuro.
¿Cuál es su opinión sobre el posible traslado de titulaciones al centro de la ciudad tras 30 años de trabajo en el Cuvi?
Es un tema delicado. Yo creo que la primera cuestión en este tema es la prudencia, dado que el asunto todavía está en fases previas de estudio. Precisa de un análisis sereno, profundo y muy meditado y del examen, sobre todo, de unos criterios técnicos, sociales y económicos para ver su posible viabilidad y conveniencia. No tengo una opinión clara ni a favor ni en contra al respecto porque entiendo que debe haber un examen más pormenorizado para adoptar una decisión entre todos los implicados. Evidentemente, los 30 años en el cuvi pesan mucho. Pero yo entiendo que nunca es malo debatir y contrastar nuevas ideas. Siempre que se plantea algo hay que valorar todas las posibilidades. Teniendo en cuenta a todos los implicados, hay que elegir la mejor solución.
¿Cómo cree que debe combatirse el declive de matriculaciones en el Cuvi?
Yo no le llamaría declive, sino adaptación a las circunstancias actuales. La evolución demográfica es la que es, no sólo en Vigo, sino en toda España, por lo menos. No son opiniones, sino datos objetivos. Para incentivar nuevas matriculaciones tenemos que buscar mayor especialización, mayor experiencia y mayor excelencia. La calidad máxima debe ser el reclamo de la Universidad de Vigo y que sea por eso por lo que los estudiantes la elijan. Si hay calidad máxima, saben que les proporcionará una buena intergración en el mercado laboral.
Pensando en el largo plazo, más allá de las fechas marcadas por el plan estratégico, ¿cómo cree que debe crecer la UVigo?
Crecer en calidad, investigación y excelencia en una universidad humanista es imprescindible. Y el momento es ahora. Nos hemos puesto las pilas desde el primer momento adaptándonos a la pandemia y las cosas se han hecho bien. Siempre hemos tenido una plena colaboración con el equipo de gobierno para que estos temas lleguen a buen fin y se adopten las mejores medidas.
