En la era de la hiperdigitalización y la innovación constante tanto en la electrónica doméstica como en la industrial, la inteligencia artificial generativa (IAG) emerge en estos meses como una de las tecnologías más rompedoras de las últimas décadas en el sector de la informática.
La IAG se refiere a sistemas de inteligencia artificial que pueden generar información por sí mismos, una revolución que tiene un impacto directo en el mercado laboral, ya que este tipo de inteligencias digitales no solo están transformando cómo se hacen las cosas, sino también quién las hace. Utilizan un enfoque llamado aprendizaje profundo (“deep learning”), analizar inmensas cantidades de datos y encontrar patrones y relaciones que de otra manera serían difíciles de detectar.
Según un informe de la consultora digital McKinsey, durante la pandemia (2019-2022), el mercado laboral de EEUU experimentó 8.6 millones de cambios en los trabajos (un 50% más que en el período de tres años anterior). Las previsiones para 2030 son que el 30% de las horas trabajadas actualmente de esa economía podrían ser automatizadas por la IA, sin contar con las revoluciones en este aspecto que pueden llegar al sector en los próximos años y que incrementarán aún más ese porcentaje.
La plataforma de integración digital especializada en estrategias de inteligencia artificial Proportione destaca que la automatización de tareas administrativas y la generación de informes y análisis es uno de los usos clave de la IAG en el sector empresarial, ya que automatizando tareas repetitivas permite que las personas enfoquen en la innovación y la investigación.
Sin embargo, el uso de IAG puede traer consecuencias negativas para los creativos, ya que la inteligencia artificial ya está siendo utilizada para generar contenido, desde diseños gráficos hasta artículos y guiones, esta tendencia ha saltado a las noticias con la huelga de guionistas de Hollywood. En otros sectores, la IAG está mejorando la forma en que los científicos, tecnólogos, ingenieros y matemáticos trabajan y obtienen resultados de manera más eficiente rápida y acertada.
Las conclusiones de estos primeros pasos de la IAG es que es un cambio para el que no hay marcha atrás, una revolución en la que tento usuarios, trabajadores como empresas deben saber adaptarse para prosperar en esta nueva era.
