Frankenstein, el mito que se gestó en una idílica villa suiza

Mary Wollstonecraft Shelley, autora de la novela "Frankenstein".
photo_camera Mary Wollstonecraft Shelley, autora de la novela "Frankenstein".

El 1 de enero de 1818 salió a la luz la primera versión de la novela de Mary Shelley, esbozada en Villa Diodati junto a Percy su pareja, Byron y John Polidori

Aunque la costumbre popularizada por su futuro en el cine ha consentido en llamar al ente construido utilizando piezas sueltas procedentes de cadáveres con el mismo nombre de su creador, lo cierto es que el protagonista de la novela cuya primera edición vio la luz justamente el primer día del mes de enero de 1818, no recibe otro nombre que “la criatura”, y es su constructor, el joven suizo estudiante de Física y Medicina, en la Universidad de la ciudad bávara de Ingolstad, Victor von Frankenstein, quien le otorga la universal denominación que se ha conservado hasta nuestros días. La novela editada en su versión inicial aquel primer día de 1818 por la firma Lackington, Hughes, Harding, Mavor & Jones de Londres, bajo el pomposo título de “Frankenstein o el moderno Prometeo”, se debe a la pluma de una mujer muy joven, ilustrada y discreta llamada Mary Wollstonecraft Godwin, que ha pasado a la posteridad como Mary Shelley cuando adoptó el apellido de su esposo el poeta Parcy Bysshe Shelley con el que no pudo contraer matrimonio hasta finales de 1816 cuando su segunda esposa, llamada Harriet, se quitó la vida.

“Frankenstein o el moderno Prometeo” tiene por tanto tres versiones notablemente diferentes una de otra, aunque el argumento de la acción sea el mismo. Y es la última de ellas la que ha llegado a nuestros días.

La primera, presurosa en la redacción e incompleta, la redactó su autora durante el verano de 1816 en una casa de la campiña suiza llamada Villa Diodati en la que compartió una larga temporada con varias amistades del también poeta George Byron.

La segunda, fechada en 1817, redactada ya en Inglaterra y en su residencia de Marlow, contó con la colaboración de su marido Percy Shelley quien corrigió los defectos gramaticales y ayudo a otorgar coherencia a la trama. Es el texto que se envió a imprenta para que fuera publicado y saliera a la cita con los lectores el 1 de enero del año siguiente.

En 1831, su autora ya viuda, la rescribió por completo otorgando un mayor dramatismo a la acción y desarrollando un tratamiento más intenso y duro. Una novela, inquietante y magnífica -quizá el primer relato que combina el estilo gótico con las nuevas corrientes científicas en boga durante esa época- imaginada y bocetada en las circunstancias más paradójicas cuya pervivencia e influencia ha crecido exponencialmente en los casi dos siglos que tiene de trayectoria.

La historia de su creación, es, por sí misma, una fábula en consonancia con el prodigioso argumento que sus páginas cuentan.

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