El Corpus y la Coca, la tradición más redondelana

Una “burra” sostiene a una niña, las “penlas”, en el baile del Corpus en Redondela.
photo_camera Una “burra” sostiene a una niña, las “penlas”, en el baile del Corpus en Redondela.
Día de fiesta en la villa con los bailes, las alfombras del Corpus y la Coca

La fiesta de Redondela tiene una liturgia propia y precisa que ayer se cumplió en su totalidad en una villa que disfrutó con su gran día con las fiestas del Corpus y la Coca. Comenzó con el traslado de la imagen de la Virgen “A Gabacha” desde la iglesia de Vilavella a la de Santiago de Redondela, pasando por cada una de las alfombras que engalanan las calles en una ceremonia que se prolongó durante unas dos horas. Abrió la procesión la hermandad de la Adoración Nocturna, detrás los acólitos con el crucifijo, las burras y las penlas, luego la Danza de las Espadas y la Virgen “A Gabacha” con sus seis portadores. Por último el obispo, acompañado de sacerdotes. 

El paso por las alfombras de flores es uno de los momentos más esperados y significativo por todos los participantes que reciben con aplausos y vítores la procesión que a su paso va desarmando cada una de las alfombras sobre las que se trabajó semanas con esmero, cariño y dedicación.

 

 

En dos ocasiones se para la procesión para  llevar a cabo la Danza de las Espadas con las “burras” y encima las niñas, las penlas, sin duda uno de los momentos más emotivos de la jornada. Cuando la comitiva llega a la plaza de la Constitución para llevar a cabo su segundo homenaje la orquesta se posiciona en una esquina, a su izquierda en el centro el Corpus, y a la izquierda de este la imagen de la Virgen de “A Gabacha”. En el centro la Danza de las Espadas, varones ataviados con trajes de impoluto blanco, fajín, castañuelas y, por supuesto, las espadas. Los asistentes les rodean en círculo, se espera con respeto y atención a que las penlas se acomoden a los hombros de las burras. Comienza la música y en unos minutos todos los que presencian el espectáculo se trasladan a un momento en donde aflora el orgullo de las costumbres ancestrales.

 

La Coca pasea por toda la ciudad junto a sus “Mordomos e Dianiños"
La Coca pasea por toda la ciudad junto a sus “Mordomos e Dianiños".

El orgullo ‘choqueiro’ que invade el ambiente

Los redondelanos conservan una de las fiestas del Corpus Christi más singulares del mundo, con un baile muy original, el de las burras y las penlas, y el orgullo de sus habitantes por esta tradición se vive en el ambiente durante toda la jornada, donde la lluvia estuvo a punto de arruinar la fiesta. "Es todo muy solemne y es un orgullo ser parte de esta celebración”, aseguró Fernando de Dios, uno de los portadores que lleva 20 años en ello. “Es el mejor día del año, mucho mejor incluso que mi cumpleaños”, aseguró orgulloso Thomas que lleva 11 años practicando la danza y es encargado de en mitad del baile dedicar en solitario un homenaje frente a la orquesta, al Corpus, la imagen de la Virgen y a las dos burras con sus penlas. Al acabar el baile, resuenan expresiones de sorpresa y mucho orgullo en el ambiente. De los balcones de los edificios que rodean la Danza de las Espadas, caen pétalos de flores, muchos aplausos y vítores, abrazos y felicitaciones.

Integrantes de la Danza de la Espadas en el desfile sobre una de las alfombras.
Integrantes de la Danza de la Espadas en el desfile sobre una de las alfombras.

Como curiosidad, esta imagen de la Virgen “A Gabacha”, como su nombre indica, va engalanada y moviéndose al son de la orquesta que le acompaña, está cubierta por un manto de terciopelo que las mujeres mayores recuerdan que fue un regalo desde el otro lado del Atlántico. Lo enviaron los emigrantes desde Argentina. “Hace muchos años llegó desde Buenos Aires, como regalo a su tierra amada, Redondela”, explicó Elvira, que a sus casi 90 años colabora todavía con entusiasmo colocando las alfombras florales. 

Por la tarde, cuando la lluvia lo permitió bandas de música amenizaron la fiesta por la Alameda. Y el domingo, de nuevo habrá bailes con las penlas y las burras, y los danzarines de las espadas.

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