Tres países que pertenecen a la Confederación Asiática de Fútbol entraron por vez primera en la ronda de eliminatorias de un Mundial. En Qatar, Australia, Corea del Sur y Japón -que el pasado jueves venció a España- han hecho historia en un fútbol en constante desarrollo al que hay que empezar a mirar ya no sólo como mercados a explotar por su inmensidad poblacional. “A día de hoy, hay ya muchas ligas y clubes asiáticos totalmente profesionalizados y que podrían estar compitiendo en competiciones europeas de primer nivel”, comenta el vigués Óscar Bruzon. Que no es un cualquiera, pues lleva prácticamente una década como entrenador en Asia, entre India, Maldivas y Bangladesh.
Este coleccionista de títulos -mañana mismo juega con el Bashundara Kings otra final- explica cómo las federaciones asiáticas han sabido aprender de países con un fútbol más desarrollado a todos los niveles. “Las grandes ligas y clubes de aquí (Australia, Japón, Qatar, Irán, Arabia Saudita, Australia…) llevan años contratando a profesionales de primer nivel de todo el mundo que han contribuído a que, en los últimos años, se igualen los factores de rendimiento. Además, llevan mucho tiempo nutriéndose de buenos jugadores latino-americanos y africanos e, incluso, europeos, que también han servido de referencia y estándar para la producción de futbolistas locales”, aporta el técnico vigués.
Pero no sólo desde la cima se construye un deporte competitivo. Bruzon ha vivido muy de cerca cómo “Asia lleva años invirtiendo en el desarrollo integral del fútbol, principalmente a través de diversos acuerdos con Federaciones, clubes y ligas de diferentes partes del mundo, especialmente de origen europeo. Y a través de diferentes programas y proyectos de AFC (Confederación Asiática de Fútbol) y FIFA, que ayudan y animan a estos países emergentes a desarollar y posicionar al fútbol como deporte rey. Porque no lo es todavía en muchos países”.
Tres son los pilares que resalta Bruzon en este edificio del fútbol asiático: “Desarrollo, formación e inversión”. Apoyados en ellos, se ha alcanzado “la madurez futbolística en muchos de estos países, que hoy ya compiten bien en la arena internacional”.
Todo ello fruto, también, de la aparición de futbolistas propios. “La producción de jugadores de primer nivel es consecuencia de procesos y métodos que combinan, en muchos casos, la importación del ‘know how’ con los programas de desarrollo del talento local”, sostiene Bruzon.
"Aquí el país se divide entre Argentina y Brasil"
Sorprendió tras los primeros partidos de Argentina en Qatar las imágenes de pasión por la albiceleste llegadas desde Bangladesh. "Es un orgullo que un país como Bangladesh hinche por nosotros. Intentaremos dar el máximo. Gracias a la gente de Bangladesh”, llegó a decir Lionel Scaloni, seleccionador argentino. Y la cuenta oficial del combinado suramericano también se hizo eco: “¡Gracias por el apoyo a nuestro equipo! ¡Están re locos como nosotros!”.
Óscar Bruzon conoce de cerca esa locura. “Se vive con mucha pasión el Mundial y, además, divide al país entre fans de Argentina y de Brasil. Los asiáticos tienen como costumbre animar a los equipos de sus ídolos y la historia mundialista ha sido escrita, en muchas ocasiones, por jugadores de estos dos países”, narra el entrenador vigués.
