La droga que provoca el caos y deja zombi a Estados Unidos llega a Galicia

Fentanilo. // E.P.
photo_camera Fentanilo. // E.P.
Detienen a un vecino de Culleredo por supuesto tráfico de fentanilo, además de hachís, marihuana, cocaína o heroína

El fentanilo, la droga de moda, que preocupa y que provoca el caos en Estados Unidos llega a Galicia. La Guardia Civil detuvo a un vecino de Culleredo por su supuesta implicación en actividades relacionadas con el tráfico de drogas en la localidad. En la actuación se intervino una "cantidad significativa" de sustancias ilegales, entre las que se encontraban en mayor medida, hachís -175 gramos-, así como marihuana, cocaína, heroína, fentanilo y cafeína, como sustancia de corte.

Asimismo, se decomisaron herramientas utilizadas para el pesaje y corte de las sustancias, incluyendo dos básculas digitales de precisión, dos cuchillos con restos de hachís y tarros de diferentes tamaños con restos de marihuana.  El hombre fue detenido gracias a los dispositivos de vigilancia implementados en determinados establecimientos de Culleredo después de un aviso ciudadano a las fuerzas del Estado. Este ha sido entregado en el Juzgado de Instrucción n° 7 de A Coruña junto a las diligencias instruidas.


¿Qué es el fentanilo?

El fentanilo, también conocida como “droga zombi”, es un potente opiáceo sintético hasta 50 veces más potente que la heroína y 100 veces más que la morfina, ganó notoriedad durante los últimos años, especialmente a raíz de la pandemia de coronavirus. Desde el año 2000, más de medio millón de personas murieron de sobredosis. Las muertes por sobredosis de fentanilo se concentran en consumidores de entre 34 y 44 años.

Los expertos coinciden en que el problema se remonta a la alta prescripción de estos productos para hacer frente al dolor crónico. Los opiáceos ganaron popularidad entre los médicos en la década de los 90 para tratar a pacientes que se habían sometido a cirugía o padecían cáncer. En la década de los 2000, no obstante, los médicos comenzaron a recetarlos para tratar afecciones crónicas, como dolor de espalda o articulaciones.

La primera ola de la crisis llegó así ante una falta de control sobre el uso de estos medicamentos debido a la autonomía con la que contaban las clínicas privadas para prescribirlos, a lo que se sumaba una insuficiente regulación y coordinación por parte del sistema.

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