Stella Maris González Balbuena visitó el set de Atlántico TV para presentar su tercer poemario, “Prosas rotas”. Fue docente de francés en el IES Rosais II hasta su jubilación, tras la cual sigue vinculada al mundo literario.
Como dice Xesús Alonso Montero en el prólogo de “Prosas Rotas”. ¿Es esta una experimentación literaria?
En parte sí, pero no artificiosa. Tenía 17 textos de prosa poética y otros 28 poemas, los hice convivir de manera que tuviesen sentido, que compartiese una pulsión poética parecida, siempre buscando la poesía.
¿Fue entonces la fusión de textos independientes?
Sí, pero coherentes con el punto de vista poético. No fue un capricho. A veces la prosa poética es larga y describe situaciones que no vienen a cuento en la poesía. Esta es corta, impulsos que se cogen al aire o al espíritu. Ambas composiciones contrastan. La poesía no es solo escribir, es sentir.
“Prosas rotas” está distribuida en tres partes. ¿A qué responden?
No concibo un libro sin partes, me ordenan a mí y ordenan también lo escrito. Donde dominan los poemas es “emoción”. Luego está “la urbe” porque la mayoría de los escritos salió de aquí, observando o a través de encuentros en la calle, cosas no tan poéticas que me tocaron el alma.
También hay cabida para textos más polémicos como el dedicado a aquellas mujeres, las de izquierdas.
Lo sé. He preguntado a alguna feminista qué le pareció y no se escandalizó demasiado. Es el escrito más antiguo que tengo, del siglo pasado, en la época de estudiante de Santiago. Hay cosas que se meten en el corazón, las recordé y fue lo que sentí.
¿Con la poesía se saldan cuentas?
Si, desahoga muchísimo. Si tienes la suerte de encontrar las palabras para expresar las emociones. Mis otros dos poemarios fueron desahogos. No es vomitar, es transmitir a un tercero lo que se siente. Por eso di este salto de vértigo que supone exponerse a los demás, sobre todo si la poesía es lírica, la que sale de tu propio yo.
¿Cómo le gustaría que se leyese su obra?
Con introspección, con intimidad, alguna también con una sonrisa. La poesía es sensibilidad y pensamiento. Si no lo hay, lo que queda en sensiblería y a eso no lo considero poesía. Lo importante es la identificación con el lector. Mejor en voz baja. Los recitales están muy bien, pero luego hay que leer en casa al autor.
