Bisila Bokoko (Valencia, 1974) es una mujer de negocios, filántropa, escritora y conferenciante internacional afincada desde hace 23 años en Nueva York. Sus padres son de Guinea Ecuatorial, pero emigraron a Valencia, donde nació. Bisila se formó en universidades de España, Gran Bretaña y Estados Unidos, trabajó entre otros sitios en el Instituto Valenciano de la Exportación, la Cámara de Comercio de España en Estados Unidos de la que fue directora y montó empresas como la exitosa BBES, una agencia de desarrollo empresarial global. Ayer fue una de las ponentes en el congreso Vigo Global Summit, que se celebra en el Auditorio de Beiramar. Está considerada como una de las diez españolas del mundo de los negocios más influyentes en EEUU.
¿Los emprendedores nacen o se hacen?
Desde mi experiencia personal diría que se hacen. Yo no tenía espíritu emprendedor y como hija de emigrantes buscaba sobre todo la seguridad económica. Nunca pensé que acabaría emprendiendo, pero esto es como un músculo, luego tienes que ir al gimnasio para trabajarlo. Da mucho vértigo al principio, pero luego es un camino de conocimiento y aprendizaje continuo. Te tienes que reinventar constantemente y acostumbrarte a la incertidumbre.
"Ser emprendedor da mucho vértigo al principio, luego es un camino de aprendizaje continuo en el que te tienes que reinventar"
¿Cómo dio el salto?
Fue un poco forzado, a raíz de un despido. Es muy importante autoconocerse porque una de las razones que causaron el despido es que había un espíritu emprendedor ahí que quizá yo tuviese miedo de dejarlo salir y que se manifestaba en que hacía lo que quería. Un emprendedor es una persona que tiene ideas y quiere ponerlas a funcionar, es inquieta y quizá no se ajusta a todas las normas de la cultura de una empresa. Lo más importante es tener una idea muy clara, hacer un plan y entender que ese plan está vivo porque a veces las cosas cambian y si no lo ves venir puedes tomar decisiones desafortunadas. Ser emprendedor es también una actitud.
En Estados Unidos hay una mayor cultura de emprendimiento, en España muchas empresas mueren al poco tiempo. ¿Cómo se puede evitar?
En Estados Unidos hay más cultura de emprender porque no hay tanto estigma hacia el fracaso. Aquí las personas que fracasan no lo vuelven a intentar, en Estados Unidos si no te has arruinado tres veces no eres nadie. Siguen adelante, eso hace la diferencia. Para tener maestría en algo hacen falta unas diez mil horas de trabajo. Eso dice Robert Greene de personas que han conseguido grandes cosas. Muchas veces es que no tienes todos los conocimientos, la red de personas que hacen falta, la financiación. Ni tampoco tenemos los apoyos públicos, hay países que lo ponen más fácil, puedes abrir una empresa por la mañana y cerrarla por la tarde, en otros no es así.
¿Cómo se gestiona el fracaso?
Es fundamental no compararse con lo demás, cada uno tiene su propio camino. Y no hay que tomárselo como algo personal, no entrar en el victimismo de no valgo. La única manera de salir de ahí es entender que es un camino más, un aprendizaje y utilizar narrativas que te empoderen. Por eso hay que rodearse de entornos “cheerleader”, personas que te animen, y mentores que hayan pasado por ahí para que te guíen y no te sientas tan solo.
¿Puede destacar algún proyecto español al que haya ayudado su empresa?
Trabajamos con el Liceo de Barcelona y lanzamos una estrategia para que la gente conozca su oferta cultural. Todo el mundo que va a Nueva York va a ver una ópera, un musical o un ballet, pero cuando vienen aquí van a los restaurantes porque no hay una oferta cultural. Nosotros nos ocupamos sobre todo de gastronomía, vinos y cultura porque son las cosas que nos apasionan.
"Cada vez hay más empresas españolas que invierten en Estados Unidos. Deben tener en cuenta la interculturalidad"
¿Hay mucho margen de crecimiento en las relaciones comerciales entre España y Estados Unidos?
Hay mucho margen para crecer y han crecido de forma significativa porque en un principio se basaban puramente en la exportación y ahora se basan más en la inversión. Cada vez hay más empresas españolas que están invirtiendo en Estados Unidos, que absorben empresas americanas, y que contratan a consultores como nosotros porque hay que tener inteligencia cultural. En Estados Unidos hay muchas culturas conviviendo a la vez y tienes que tenerlo en cuenta a la hora de tratar con ellos para no tener luego problemas legales importantes.
Está presentando su libro en España, “Todos tenemos una historia que contar”. ¿De qué trata?
A través de las historias de mi vida hablo de emprendimiento, de errores que se pueden evitar, de cómo se ve el mercado de EEUU, de generar entornos amables y liderazgos humanistas, de cómo las historias nos pueden construir o destruir como personas. Mucha gente se puede sentir identificada.
Usted dice que “siempre hay alguien con una historia mejor, más guapa y más rica”. ¿Cómo podemos hacer que la nuestra sea mejor?
Lo primero que tenemos que hacer es apropiarnos de nuestra propia historia y estar orgullosos de ella. Animo a todo el mundo a escribir todos los días una página en el libro de su vida, a tener una actitud positiva, optimista y a sonreír. Así construirás una historia mejor.
Lee biografías de personas relevantes. ¿Qué tienen en común?
Creen en sí mismos, incluso cuando han tenido todo en contra. Esa actitud y el hecho de estar muy comprometidos con su propósito. Como en el poema de Ítaca, esas personas disfrutan de cualquier parte del camino, no están pensando solo en llegar a la meta.
¿Es más difícil triunfar para una mujer?
Tenemos que quitarnos el complejo de supermujer y de pensar que tienes que hacer todo perfecto, la ejecutiva top, la mejor madre y esposa del mundo. Al final llegas a donde llegas. Debemos tener autocompasión por nosotros mismos y quitarnos la culpa porque no nos deja avanzar. Cuando estás con los hijos estás con los hijos, cuando toca trabajar hacerlo. El mejor regalo para nuestros hijos es tener padres felices, porque toda esa insatisfacción se la trasladamos al final.
¿Qué opina de los insultos a Vinicius?
Me entristece porque yo viví circunstancias iguales hace años en el cole y en diferentes ámbitos y, aunque hemos avanzado mucho como sociedad porque cada vez es más diversa y la gente está más integrada, todavía existe esa falta de respeto hacia los demás. La diferencia es un tesoro enorme que tiene la humanidad, creo que es un tema de inteligencia cultural. Pero creo que son cosas aisladas, mi experiencia ahora que viajo mucho por España es todo lo contrario, me he sentido muy acogida.
