La revisión al veto de la pesca de fondo surte el efecto contrario ya que los científicos plantean a la UE elevar hasta 115 los caladeros cerrados
Tras numerosos retrasos, el Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES por sus siglas en inglés) ha finalizado el informe para la revisión del veto a la pesca de fondo en aguas profundas de la Unión Europea, que entró en vigor en octubre del pasado año en 87 zonas. Previsto inicialmente para diciembre del pasado año, el sector confiaba en que esta revisión permitiera relajar las restricciones, pero finalmente no ha sido así, ya que la incorporación de nuevos datos científicos actualizados sobre ecosistemas marinos vulnerables eleva el número de zonas que podrían ser cerradas a la pesca de fondo a entre 102 y 115, atendiendo a cinco escenarios diferentes para su gestión.
Esto supondría una superficie de hasta 14.885 kilómetros cuadrados. En relación con los cierres existentes en estos momentos, los escenarios de gestión basados en datos de 2022 dan como resultado un aumento del 15 al 17% en el área total identificada como polígono de protección en las aguas de la ecorregión de los mares célticos y un aumento del 49 al 62% en el colfo de Vizcaya y costa ibérica.
La nota más positiva es que el informe del ICES especifica que este estudio no tiene en cuenta el impacto de la pesca de fondo con artes fijos, como puede ser el caso del palangre o la volanta, principales afectados por esta medida. Con lo que si la Unión Europea excluyera a estas artes de pesca de la medida el impacto para el sector podría verse reducido a pesar del aumento de las zonas vedadas, ya que el arrastre faena en menor medida en los caladeros afectados. La decisión final será de la Comisión Europea, que se reunirá el próximo martes 25 de abril con el sector para analizar estos datos.
