Un día como hoy hace un año llegaban las primeras noticias del naufragio del “Villa de Pitanxo”, un pesquero matriculado en Vigo y con base en Marín que faenaba al fletán en aguas de NAFO, frente a la costa de Terranova. Pronto se confirmaban los peores presagios. De los 24 tripulantes a bordo solo se encontraron a tres náufragos, el patrón Juan Padín, su sobrino Eduardo Rial y el marinero ghanés Samuel Kwesi. Del resto de la tripulación se localizaron 9 fallecidos y los cuerpos de otros 12 siguen desaparecidos. Las causas del hundimiento del congelador siguen dejando grandes incógnitas pendiente de ser esclarecido por la investigación oficial, la justicia y la bajada del robot al pecio.
La causa judicial se inició después de que Kwesi ofreciese una versión que contradijo la expuesta por el patrón del fletanero y su sobrino. Además, marineros del “Playa de Menduiña Dos”, el arrastrero que rescató a los supervivientes del Pitanxo y a parte de los fallecidos, aseguraron en su declaración ante el juez que el patrón cambió su versión inicial sobre el accidente.
En un primer momento, Padín habría explicado que el barco se había embarrado (enganchando las redes al fondo del mar), lo que provocó un escore del buque y, en esa maniobra habría comenzado a entrar agua, provocando la parada del motor. Fue la misma versión que dio Kwesi, el cual aseguró que recibió presiones para que modificase sus palabras.
Sin embargo, el capitán habría variado posteriormente su versión, indicando que el motor del buque se paró sin motivo aparente, quedando a la deriva, provocando la entrada de agua y el hundimiento. Por todo ello, la Audiencia Nacional decidió prohibir la salida de España a Padín, que está siendo investigado al apreciarse indicios de 21 homicidios por imprudencia.
La investigación continúa abierta, a la espera de que la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim) presente su informe o un avance del mismo. Las familias de las víctimas han insistido desde el primer momento en la importancia de buscar la verdad y esclarecer lo ocurrido, para que este naufragio sirva de ejemplo a toda la comunidad marinera y puedan confiar en las administraciones si en algún momento se ven implicados en un caso similar.
Tras doce meses de reivindicaciones y lucha, finalmente a principios de este mes el Gobierno inició la licitación para bajar al pecio e inspeccionar la zona, con el objetivo de encontrar pruebas sobre lo que pudo haber pasado en la madrugada en la que el congelador se hundió, acabando con la vida de 21 de los 24 marineros que en él trabajaban.
A pesar de cumplirse un año del naufragio, familiares, amigos y conocidos han optado por no llevar a cabo ningún acto este día, al preferir pasar la jornada de tantos recuerdos en sus casas tras pasar las primeras navidades sin sus seres queridos. Sin embargo, el viernes sí se desarrollará un homenaje en Marín, donde se descubrirá una placa en honor a los 21 fallecidos en el naufragio y se celebrará un funeral en la iglesia de Santa María del Puerto.
“Tenemos que sacar conclusiones de este siniestro para mejorar la seguridad”
El naufragio del “Villa de Pitanxo” ha puesto de nuevo sobre la mesa la importancia de reforzar la seguridad a bordo de los barcos pesqueros. Desde la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI) aseguran que si bien “la mar siempre seguirá siendo un hábitat inhóspito, difícil, complejo” es necesario “sacar lecciones o conclusiones de este siniestro que ha marcado un antes y un después debido al elevado número de víctimas”.
Su presidente, Javier Touza, explica que “la clave es que no basta con tener buenos medios de seguridad, las tripulaciones tienen que estar muy habituadas al manejo de esos equipos de seguridad”. Si bien señala que las innovaciones tecnológicas permiten contar con sistemas más sofisticados, “cuando se produce un siniestro tienes que estar familiarizado con la gestión de ese riesgo, tienen que ser respuestas automáticas, para eso hace falta mucho entrenamiento”. En el caso del “Pitanxo” señala que “estamos esperando el informe de la comisión de investigación para analizar el siniestro y ver qué cuestiones podemos mejorar o perfeccionar, normalmente los siniestros no suceden por una sola causa, suele haber concurrencia”.
Con todo, apunta a que es necesario renovar la flota para garantizar la seguridad los barcos y favorecer el relevo generacional. “La flota gallega tiene una edad promedio de 35 años, similar a la del resto de España y Europa, necesitamos unidades más modernas para poder incorporar más medidas de seguridad y mejoras de la habitabilidad a bordo”, afirma Touza. Con todo, señala que “estamos condicionados por las estructuras de los propios buques” y plantea una reforma la Política Pesquera Común para aumentar las dimensiones de los barcos para incorporar estas mejoras.
La armadora traslada su “apoyo y solidaridad” a las víctimas
La empresa armadora del “Villa de Pitanxo”, Pesquerías Nores Marín, S.L. emitió ayer un comunicado en el que trasladó “su máximo apoyo y solidaridad con las víctimas del desgraciado accidente”. Además, hicieron constar su “profundo rechazo” respecto de las “filtraciones” de actuaciones judiciales de las que consideran que se dan interpretaciones “erróneas e interesadas”. Así, insistieron en que “seguiremos con nuestra postura de hacer declaraciones y practicar las pruebas necesarias para la determinación de las causas del accidente en el proceso judicial sin participar en juicios paralelos y mediáticos”.
