El astillero vigués Armón se va a estrenar en el ámbito militar con la construcción de dos barcos para el Ministero de Defensa de Suecia. Marine Instruments, de Nigrán, fabricó un dron marino que le compró la Armada Española para vigilancia de la piratería en África. La viguesa Fluidmecánica suministró componentes para el submarino ‘Isaac Peral’ de la Armada nacional. El grupo vigués aeronáutico Delta figura en la élite de proveedores de Airbus y su división de defensa.
Son solo algunos ejemplos de la huella de la industria gallega en el sector de la defensa, para el que hay buenas perspectivas de trabajo para los próximos años por el mayor gasto de los países debido a las crisis geopolíticas y la escalada de conflictos bélicos. “Actualmente, hay mucha demanda y es una actividad que puede tener un crecimiento muy relevante en los próximos años si se hacen las inversiones adecuadas y somos ágiles a la hora de entrar en el mercado”, indica Enrique Mallón, secretario general de Asime.
La patronal de la industria metalúrgica de Galicia tiene identificadas a más de 120 empresas con capacidad para trabajar de manera activa en esta actividad en la que asegura que “se está abriendo un nicho con grandes posibilidades”. En Vigo y su área hay varias compañías que ya tienen recorrido en este sector como son Delta Vigo, Utingal, Precisgal, Gallega Mecánica, Centum Technology, Incipresa, Industrias Ferri, Ibercisa, Marine Instruments, CT Ingenieros o Ghenova, entre otras. Son del sector aeroespacial, naval, automoción, ingeniería y comunicaciones. Fuera de Vigo despuntan Navantia Ferrol con la fabricación de fragatas y Urovesa, de Valga, que lleva 40 años dando servicio a las Fuerzas Armadas de España con vehículos militares.
Interés a nivel internacional
Asime constata que “están llegando a las empresas gallegas consultas de diferentes países a nivel mundial” y que la demanda para suministrar a los ejércitos (de aire, mar y tierra) es globalizada, con una gran relevancia de los estados limítrofes con Rusia y también de África. “La industria metalúrgica trabaja en más de una veintena de países de todo el mundo, a veces de forma directa y, en muchos casos, para proveedores de primer nivel”.
La cara ‘b’ de la moneda, la falta de empleo cualificado que se hace extensivo a todos los sectores. “Es el reto más importante, conseguir profesionales que permitan seguir creciendo”, argumenta Mallón sobre una industria, la del metal, que roza actualmente el 90% de su capacidad productiva en conjunto.
Coches, barcos, drones y componentes para aviones
La industria metalúrgica gallega trabaja para el sector de la defensa a nivel internacional con la fabricación de vehículos militares, de depósitos, tanques e instalaciones para incorporar a fragatas, construcción de buques, componentes para aviones militares y en materia de comunicaciones, donde la patronal Asime ve “la apertura de un abanico con grandes opciones para trabajar". Por ejemplo, en fabricación de sistemas de combate, distintos elementos para vehículos, municiones o en el campo del área de las comunicaciones, donde la multinacional tecnológica Indra, con presencia en Galicia, es un referente: es el coordinador nacional del avión de combate europeo.
Asime anima al sector del metal a seguir el camino de la diversificación, como muchas empresas hicieron en su día “apostando por la aeronáutica, el aeroespacial o la eólica terrestre y la marina. Lo próximo será la defensa, se espera una gran demanda en los próximos años", señala el secretario general, Enrique Mallón.