Maderas Iglesias abre etapa de la mano de la vasca Surco en Porriño

Centro de producción de Maderas Iglesias en Atios, Porriño, cuando estaba en funcionamiento.
photo_camera Centro de producción de Maderas Iglesias en Atios, Porriño, cuando estaba en funcionamiento.

Formalizada la venta de la empresa de tarima flotante a la vasca Surco, que prepara la vuelta a la actividad

Maderas Iglesias ya es historia. Punto y final para la empresa de O Porriño que llegó a ser el fabricante líder en España de tarima flotante con casi 90 años de actividad. La compañía, en liquidación, ya está en manos de un nuevo propietario. 

 

 

Es la firma maderera vasca Surco, que se hizo con Maderas Iglesias a través de su filial gallega Rica Interiors de Silleda. La operación, valorada en 9,4 millones se hizo efectiva hace unos días y los trabajadores están ahora pendientes de que se reanude la actividad, según confirmaron a este diario fuentes sindicales.

El nuevo dueño está llevando a cabo el acondicionamiento de las instalaciones en Atios, que llevaban cerradas casi medio año y se reestableció el suministro eléctrico la semana pasada. La idea es modernizarlas, reemplazar la maquinaria que está obsoleta y poner el centro de producción a punto para poder retomar la actividad cuanto antes, indican las mismas fuentes.

Surco se comprometió a subrogar a 70 empleados, que están en un ERTE, mientras que los 92 trabajadores restantes de la antigua plantilla de Maderas Iglesias están tramitando en estos momentos sus extinciones de contratos decretados por el juzgado. 

La historia de Maderas Iglesias se remonta al año 1937 cuando Antonio Iglesias inició la explotación y comercialización de montes y maderas autóctonas de Galicia. La compañía llegó a tener tres centros de producción en el área de Vigo -en Puxeiros y en Sanguiñeda (Mos), que cerraron hace años, y en O Porriño- con los que llegó a ser líder nacional en fabricación de pavimentos de madera y tarima flotante.

La empresa llegó a facturar más de 200 millones, pero las deudas millonarias acabaron con el negocio familiar que en 2003 entró en concurso de acreedores y que culminó una década después en liquidación por no cumplir el convenio acordado con varias entidades financieras acreedoras.  Ahora Surco busca darle una segunda vida. Tiene más de 70 años de historia, sede en Azpeitia (Guipúzkoa) y tiene una filial en Silleda, Rica Interiors.

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