Carlos Freire tiene avanzado su proyecto COBS, que permitirá localizar un contenedor que caiga de un barco y mantenerlo a flote hasta su rescate
La pérdida de contenedores en alta mar es más frecuente de lo que se podría pensar y en los últimos meses ha estado de plena actualidad con la llegada de 'pellets' de plástico a las playas, tras la caída de un contenedor que viajaba a bordo del “Toconao”. Carlos Freire Trigo es un ingeniero de la Universidad de Vigo que lleva años investigando sobre un sistema que permita la localización y el rescate de esos contenedores perdidos.
En diciembre de 2020 el buque “One” perdió en el Pacífico casi dos mil contenedores y este ingeniero vigués vio, sorprendido, que los contenedores se caen y terminan desapareciendo, además de desprender su contenido generando diferentes daños. Carlos Freire es de Vigo y navega desde niño, así que enseguida enlazó el contenedor con la balsa salvavidas y el dispositivo de salvamento hombre al agua, que activa un dispositivo de localización y rescate. “Indagué y vi que no había nada al respecto. Cuando un contenedor sube al barco desaparece su rastro y solo se puede saber su posición con el GPS del barco”. Ahí nació COBS (Container Over Board System).
Este ingeniero ideó un sistema que permita tener la información lo antes posible del incidente, lo que permite al receptor de la mercancía pedir otra de sustitución y no afectar a la cadena de suministro; además de permitir un rescate, que actualmente es inviable y puede aparecer flotando, con el riesgo de colisión con otros barcos, y el vertido en la costa, además de establecer responsabilidades.
Con todas estas ideas y el concepto de salvavidas “se me ocurrió crear un sistema de alerta, identificación y seguimiento. Así, cuando se cae el contenedor al agua se activa una alerta; se posiciona, para que puedan tener información otras embarcaciones y manejar su trazabilidad"; además de que se mantiene a flote con una especie de "airbag".
Para su colocación estima que lo más oportuno son los espacios huecos en el suelo al final del contenedor, “sería una espacie de maleta que se encajaría ahí y es de quita y pon”, explica.
En principio, su modelo de negocio lo ideó para mercancías peligrosas, pero como la Organización Marítima Internacional va a establecer la obligatoriedad del seguimiento de los contenedores en 2026, pues amplió sus expectativas.
Para el desarrollo de su investigación y el modelo de negocio está trabajando con una aceleradora en Valencia que se dedica a temas del sector marítimo y está lanzado el fondo Puerto 4.0.
Además, en Europa encontró mucha receptividad y concienciación con este asunto y está participando en iniciativas. Ahora el objetivo es desarrollar la prueba-concepto que dé viabilidad al proyecto.
El proyecto está en periodo de pruebas y algunas las ha realizado en el Inegi de Oporto (Institute of Science and Innovation in Mechanical and Industrial Engineering), donde desarrolló el proyecto de flotabilidad. Para la parte de trazabilidad analizó varias tecnologías y al final optó por la que utilizan los satélites, por su coste económico.
Varias empresas se han interesado ya por colaborar y que pueda utilizarse en pruebas piloto. En la siguiente etapa del proyecto realizará la prueba piloto.
Carlos Freire es ingeniero electrónico, realizó la mayor parte de su carrera en la Uvigo y terminé en la Universidad de Zaragoza. Navega desde niño y también lanzó una compañía de ingeniería con proyectos de alta competición, así como una fábrica de baterías de litio .
