Martín de la Puente cae en la lucha por el bronce individual

Derrota. Amarga, como todas. Clara, sin duda. Pero con la perspectiva del futuro, de regresar en Los Ángeles todavía un poco mejor para poder hacer el doblete. Lo peleó el vigués Martín de la Puente tras el bronce del viernes en el torneo de dobles, pero ya era un exceso ante Gustavo ‘Gusti’ Fernández, uno de los grandes de la última década en el tenis en silla y que, pese a que en la actualidad está por detrás en el ránking mundial del vigués (tercero y cuarto), tuvo un punto más en lo físico y en lo mental. Menos encuentros, que son clave, pero tras un torneo en el que el canterano del Náutico ratificó que es una completa realidad y ya favorito a ganar en cualquier torneo y ante cualquier rival. Un diploma para ser cuarto y con un claro propósito de regreso. A sus 25 años, la derrota de ayer no es un final, es un principio olímpico en sus terceros Juegos. Los primeros en los que peleó y tocó preseas.

En Roland Garros, en la central de Philippe Chatrier, el lugar de los grandes momentos, de partidos históricos, el vigués saltó a la pista con los mejores propósitos y un plan de juego claro, que pocas veces pudo ejecutar porque el cansancio y la fatiga, tanto a nivel físico como mental, resultaron clave. El canterano del Náutico, que unas horas antes había conseguido el bronce por parejas en la Philippe Chatrier, no encontró en ningún momento el punto de juego necesario para pelear el partido. Y Martín de la Puente es un deportista de gran capacidad física, pero resultó superado por el argentino Gusti Fernández, un enemigo íntimo, que conoce al vigués porque disputaron juntos muchos torneos de dobles.

0-1, 0-2, 0-3, 0-4 y hasta 0-5 empezó el primer set de manera favorable para el argentino. Y eso que en tres de los parciales se llegó al 40 iguales, pero todos fueron resueltos por Gusti Fernández para decantar la manga inicial por 1-6. A continuación, llegó el segundo set que era la opción de Martín de la Puente de agarrarse a la final y a la opción de doble presea, pero no se produjo porque Gusti Fernández, a sus 30 años y sin el desgaste del dobles, sabía que tenía que aprovechar la oportunidad para irse de los Juegos de París con un metal. Ya que, igual en su caso, es la última ocasión que tiene para hacerlo. Y es que, de los cuatro primeros del ránking en silla, es el mayor. Martín de la Puente, por el contrario, perdió, pero volverá.