El área viguesa logra tres medallas y seis diplomas
Juegos Olímpicos
Los bronces de Germade, Corrales y Garrigós cumplen las previsiones pese a los habituales desencantos y a media docena de casis en la capital francesa
España, tal vez, no haya cumplido las predicciones en cuanto a medallas. Ésas que carga el diablo. Pero el área de Vigo sí que ha estado al nivel que se espera, que visto lo visto no es poco. De las 18 preseas españolas en los Juegos de París, tres tienen sabor vigués. Un 16,66% de la gloria parte de esta zona con 600.000 residentes que enviaba a la cita una representación de 16 deportistas. Además, a tal cosecha hay que sumar media docena de diplomas olímpicos, con lo que más de la mitad de los vigueses en la capital gala se han vuelto con un galardón del que presumir.
Las tres medallas han caído en otros tantos claros opositores. La primera -también la primera española- fue la de Fran Garrigós en judo el 27 de julio, un bronce que al judoca del Famu no lo colmó porque tuvo las dos primeras plazas al alcance. Hubo que esperar 12 jornadas olímpicas para festejar la segunda, también un bronce que se colgó, en este caso, el piragüista cangués Rodrigo Germade con el K4 500, de nuevo con la sensación de poder haber llegado más. Un sentimiento que se repite en la tercera presea y el tercer bronce, el del balonmanista cangués Rodrigo Corrales ayer mismo.
Fran y los dos Rodrigos podrán lucir sus medallas. Pero también deben regresar satisfechos con sus diplomas olímpicos Alice Finot -cuarta en un 3.000 obstáculos para el recuerdo, con récord de Europa incluido-; Niko Sherazadishvili -triste con su quinta plaza el del Famu en judo-; Laura Martínez -como su compañero en el club vigués de judo, quinta tras caer en sus dos combates por medalla-; Rodrigo Conde -quinto el moañés en un doble scull que tenía aroma de medalla en remo-; Teresa Portela -histórica la canguesa en sus séptimos Juegos con su sexta plaza en K4 500 pese a aspirar a más-; y María Araújo -importante la viguesa dentro de la selección de baloncesto que comandó el también vigués Miguel Méndez y que cayó en cuartos tras una primera fase perfecta-.
Cangas, villa olímpica, llega a la docena de medallas
De tres medallas, dos son de Cangas: Rodrigo Germade y Rodrigo Corrales. Y uno de los seis diplomas olímpicos: Teresa Portela. La capital del Morrazo sigue extendiendo su paroxística y brillante relación con los Juegos Olímpicos, ésa que le hacía llegar a París con una decena de medallas ya en su historia y que ahora la eleva a la docena de podios en la cita por antonomasia del deporte mundial. De hecho, de los tres podios de deportistas nacidos en Galicia en la cita parisina, dos son cangueses. Betanzos presume de Carlos Arévalo y la otra presea, la de Fran Garrigós, tiene de fiesta, con razón, al club vigués Famu, al que ha pertenecido este mostoleño en los dos últimos ciclos olímpicos. La señera entidad deportiva de la urbe presume de su primera medalla olímpica. Y, además, de dos de los diplomas de Niko Sherazadishvili y Laura Martínez.
En ese penúltimo paso de la gloria también tuvo Vigo a María Araújo, así como Moaña disfrutó de Rodrigo Conde -ya recibido como se merece en su casa- y Ponteareas –y Vigo, y Melgaço- hizo lo propio con Alice Finot. Harán bien aficionados e instituciones en valorar un papel con menos brillo que una medalla pero con mucho peso. Tomiño ya es olímpica gracias a Manu Ochoa. La cercanía de algo más grande por esa maldita última puerta de la bajada no debe ocultar la trascendencia del primer paso. Así como Tui podrá saludar por sus calles al uruguayo Matías Otero, que ha demostrado que desde el Miño se puede palear hasta los Juegos, como antes ya habían hecho Quique Míguez, Jovino González y Óscar Carrera.
Toda un área con orgullo olímpico, pero siempre con Cangas a la cabeza. Por una docena de razones, como poco.
Galicia llegó en París a las cinco preseas y a los 12 diplomas con cierta desazón
Galicia cierra los Juegos de París con tres medallas de deportistas nacidos en esta tierra -los cangueses Rodrigo Germade y Rodrigo Corrales y el betanceiro Carlos Arévalo- y otras tres de allegados con más o menos relación: el judoca mostoleño Fran Garrigós, con ficha por Galicia y por el Famu vigués; el boxeador hispano cubano Enmanuel Reyes, con residencia y entrenamiento en A Coruña; y el piragüista Diego Domínguez, que lleva cuatro años en Pontevedra preparándose y pertenece al Breogán. Todas las preseas, de bronce.
De todos los mentados, sólo los dos últimos han trabajado durante el ciclo olímpico en tierras gallegas. Los dos gallegos de nacimiento lo hacen fuera: Germade en Asturias y Corrales allá donde le lleve su contrato, ahora mismo en el Veszprem húngaro. Garrigós entrena en Brunete y el caso de Reyes en el boxeo habla de una especialidad individual que, hasta la fecha, no tiene un plan de entrenamiento marcado desde su federación. Por lo tanto, el único que realmente se beneficia de instalaciones deportivas construidas ex profeso para el alto rendimiento es Diego Domínguez, que pasa diariamente por el Pontillón do Castro.
En cuanto a número, Galicia puede hacer un balance positivo de París. Sólo en Tokio 2020 ha logrado más preseas -seis y cinco, considerando como una sola la del barco colectivo K4 de Rodrigo y Arévalo, que ya pisaron podio en la cita nipona-, y mantiene la buena dinámica de las últimas ediciones, exceptuando el bajón de Río con la única presea de Cristian Toro. La cifra de diplomas olímpicos, considerando en el colectivo a todos los deportistas con relación con Galicia, se eleva a 12, por lo que casi la mitad se debe al área viguesa. Un porcentaje interesante, más allá de que el montante total sea mejorable.
Algunas de las bazas principales, como suele suceder cada cita olímpica, no fructificaron. Es el caso de Ana Peleteiro en el triple salto en atletismo o de Antía Jácome en el C1 200 y C2 500 de piragüismo. Pero con muchos matices, porque tanto Peleteiro como Jácome estuvieron en la pelea con mérito. Menos cerca estuvieron Támara Echegoyen en el 49er FX de vela o Adrián Ben en el 800 de atletismo.
El piragüismo sigue siendo el gran deporte olímpico con diferencia para Galicia, alcanzando ya las 14 medallas. De hecho, fue uno de los cuatro deportes en los que se ha conseguido presea, siendo los otros tres el boxeo de Reyes, el judo de Garrigós y el balonmano de Corrales. El portero cangués, por cierto, y su convecino y tocayo Germade, además del betanceiro Arévalo, pasan al segundo peldaño de multimedallistas gallegos con dos preseas, empatando con el futbolista redondelano José Antonio Cea y con el piragüista Luis Gregorio Ramos Misioné y sólo por detrás del piragüista David Cal, que tiene cinco -acaba de ser superado por Saúl Craviotto en el ránking de deportistas españoles con más medallas olímpicas-.
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