Balonmano

El reencuentro de las primas

Maddi Bengoetxea (i.) y su prima segunda Maider Barros sonríen en la grada del Municipal de O Porriño.
photo_camera Maddi Bengoetxea (i.) y su prima segunda Maider Barros sonríen en la grada del Municipal de O Porriño.
Maddi Bengoetxea y Maider Barros vuelven a compartir vestuario y vida en el Porriño tras crecer juntas en Errenteria, donde floreció su pasión compartida por el balonmano

El acervo popular puede ser muy sabio. O no. Porque aquel dicho de “si es prima, más se arrima” alude a situaciones de dudosa moralidad. Por suerte, todo es reconducible. Aplicado al reencuentro en Porriño de Maddi Bengoetxea -recién llegada al equipo de Isma Martínez- y Maider Barros -que cumple su tercer año en el club-, el refrán toma un significado perfecto.

Primas segundas, ambas crecieron juntas en la localidad guipuzcoana de Errenteria, donde empezaron a jugar a balonmano en el Ereintza local. Compartieron equipos en el club, en la selección de Euskadi y posteriormente en Zuazo. Dos años después, vuelven a estar juntas en la pista y en el piso que comparten en Porriño. “Además de prima, es muy amiga mía. Es la que mejor me puede entender. Un pilar muy importante”, reconoce Maider, que ha ejercido de anfitriona estas semanas. “Es increíble tenerla aquí”, añade. Bengoetxea, un año mayor que ella, confiesa la importancia de la compañía para decantarse por el equipo louriñés. “Me dijo que iba a encajar perfectamente. Que estuviera ella, me dio mucha tranquilidad para venir”, destaca la primera línea, que espera debutar mañana en la pista de Beti-Onak tras superar una fisura en un dedo de la mano izquierda. “Hay ganas”, bromea.

Bengoetxea está viviendo su primera experiencia fuera de Euskadi. Tener el soporte de su prima es una gran ayuda. Pero, poco a poco, se hace a su nueva casa. “Al principio costó un poco, pero ya me siento muy bien. La acogida fue fantástica”, desvela. “Quería algo totalmente nuevo y Galicia siempre me llamó la atención”, sostiene la jugadora de Errenteria, satisfecha de su elección. “Me sorprendió la cantidad de playas que hay. Vinieron mis padres y quedamos enamorados de la zona de Cangas”, comenta.

De su crecimiento juntas, recuerdan compartir equipo en distintas selecciones vascas. “Maddi jugaba de lateral derecho y gracias a eso me llegaban unos balones perfectos”, rememora Maider. “Sí que nos decían que hacíamos buena combinación”, asiente Bengoetxea mientras se ríe.

Ambas han visto cómo evolucionaba la otra. Bien juntas, bien desde la distancia. “Quizás es que no soy muy objetiva, pero Maddi es una jugadora espectacular. Parece que nunca destaca, pero todo lo hace bien para el equipo", proclama la extremo zurda del Porriño, que tras un año complicado por las molestias físicas, afronta el nuevo curso sin dolor. “Ahora mismo está a un nivel muy alto y creo que le va a dar muchísimo al equipo”, augura la primera línea gipuzkoana sobre su prima.

En esos objetivos de la temporada, la Copa de la Reina aparece casi como el principal. “Lo tenemos todas clarísimo en el equipo y en el club”, reconocen las dos primas, que saben la importancia que tiene para Porriño volver a una fase final tras varios años de ausencia. En el caso particular de Maider y Maddi la meta adquiere un significado especial desde el punto de vista personal. La cita de este curso va a ser en Donostia. “Está a diez minutos de nuestra casa”, confirman. “Es el objetivo”, afirma Barros con rotundidad. “Sería muy bonito. Nos encantaría jugar delante de nuestras familias y amigos”, añade. “Es un extra para tratar de clasificarnos”, expresa Bengoetxea, que ya estuvo como aficionada hace dos años en Illumbe, donde el Guardés fue subcampeón. “Un ambientazo”, rememora, con el deseo de vivirlo en la pista con su nuevo equipo. Y con su prima. En un reencuentro vasco en A Louriña.

“Es importante tener con quien hablar en euskera”

El orgullo y la defensa a ultranza que el pueblo vasco suele hacer de su cultura se nota en detalles como la importancia que tanto Maider como Maddi le dan a la posibilidad de hablar a diario en su idioma. Sobre todo la primera, tras dos años en Porriño sin interlocutores. “Para mí es importante poder hablar en euskera. Así que por ese lado también es una alegría tenerla aquí”, explica Barros. Su prima confirma este aspecto, aunque ella viene de comunicarse a diario en vasco. “Estoy acostumbrada a hablar con mis amigas y mi familia. Poder seguir haciéndolo con Maider es un punto a favor”, explica el flamante fichaje del Porriño, que promete animarse con el gallego. “Estoy en ello ya”, bromea. Con algo más de experiencia, su prima reconoce que “entiende todo” del idioma de su tierra de acogida. “Solo me falta hablarlo”, subraya, al tiempo que confiesa cómo se ha ido enamorando de su hogar desde hace dos años. “En Galicia estoy súper feliz. A pesar de estar a 800 kilómetros de casa, siento que la gente aquí es muy parecida a cómo somos en Gipuzkoa”, concluye.

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