El cuadro asturiano, penúltimo, exigió a las de rojo, que iban dos abajo a falta de 14 minutos
Es probable que en unas semanas nadie recuerde mucho más que los dos puntos que el Orbe Rubensa Porriño se trajo ayer de Gijón. Pero, con poca distancia tras el bocinazo final, el cómo todavía está fresco y al conjunto de A Louriña le tocó sufrir -y bastante- en la pista del penúltimo para cosechar una victoria que no estaba clara en el minuto 46 de partido.
Porque con tres cuartas partes del choque consumidas, las pupilas de Isma Martínez iban dos abajo (16-14). Peligro. Y es que, tras un primer tiempo muy igualado, con empates y rentas de un gol, el conjunto asturiano había apretado en busca de la victoria.
En esos momentos, el técnico cangués mantuvo la calma y se la transmitió a sus jugadoras. Así, a través de un buen trabajo coral, el Porriño le dio la vuelta a la situación para ponerse dos arriba al final, dejar el último tanto local en anécdota y seguir sexto.