Balonmano

Los partidos no siempre son como empiezan

Sandra Radovic, del Mecalia Guardés, se eleva para realizar un lanzamiento exterior en el duelo disputado ayer                                         en A Sangriña ante el Porriño.
photo_camera Sandra Radovic, del Mecalia Guardés, se eleva para realizar un lanzamiento exterior en el duelo disputado ayer en A Sangriña ante el Porriño.
El Guardés supera al Porriño en el derbi gallego de A Sangriña tras un inicio de dominio visitante y mando local tras pasar el cuarto de hora de enfrentamiento

Cada derbi es una historia diferente, con decenas de apuntes internos, detalles para contar y aspectos que destacar. Aunque esta campaña los dos encuentros jugados por el Mecalia Atlético Guardés y el Conservas Orbe Rubensa Porriño parecen hechos con un mismo patrón, por un guionista algo vago que escribió la historia para las dos ocasiones y, para no ejercer un autoplagio, modificó algún detalle. Así, como para disimular, y el título de la miniserie sería “Los partidos no son como empiezan”.

En la mayoría de las ocasiones, sí, el mejor se impone desde el comienzo. Pero en el derbi gallego de División de Honor del presente curso, el ganador comenzó dormido y el vencedor lo hizo lanzado. Sucedió hace unos meses en el Municipal de O Porriño y se repitió ayer en A Sangriña. El conjunto visitante salió disparado y, después, la victoria quedó en casa. Ayer, a diferencia de la primera vuelta, las opciones del conjunto visitante no llegaron a los últimos minutos porque, a falta de un cuarto de hora, por buen hacer guardés o por impotencia del Porriño, el conjunto de Isma Martínez presentó una especie de dimisión y anotó un único gol para pasar del 23-22 al 29-23 con el que finalizó el enfrentamiento. Resultó el tirón definitivo, la concreción de la tendencia local que llevaba el duelo. 

En la línea general, en las cifras, el análisis indica que el Guardés se manejó en sus números ofensivos y que el Porriño comenzó a perder el partido atrás, porque la retaguardia que menos encaja recibió muchas más dianas de las acostumbradas. El 6.0 no pudo maniatar al rival y, todo es preciso decirlo, tampoco las porteras Ayelén, que se lesionó en la segunda mitad, y Palomino tuvieron un día acertado entre palos. No tuvieron gran ayuda de la defensa, pero cuando existió, tampoco parecieron tener el día. 

Y así, la formación de Isma Martínez comenzó con un parcial de 3-7 que obligó a parar el partido a Cristina Cabeza. Hacía daño Alicia Campo en el pivote, forzando lanzamientos de siete metros y, sobre todo, Paulina Buforn enviaba un balón tras otro al fondo de la portería. Anotó cinco de esas siete dianas. Ajustó algunas cosas la preparadora local y, especialmente, indicó aquello de “tranquilas, que queda mucho partido”. No era cuestión de remontar en dos ataques, pero sus jugadoras parecieron no hacerle mucho caso porque firmaron un 6-1 para igualar el enfrentamiento. Comenzó a funcionar la primera línea de ‘bajitas’, con Cacheda dirigiendo el juego -sin acapararlo en exceso-, acompañada por Sancha y Pauli Fernández. Generaron opciones claras y, en el extremo, apareció la reconvertida Itziar Martínez, muy eficaz para superar a las cancerberas visitantes.

El Porriño puso al teórico equipo principal con Casasola y Valles en la primera línea, pero los minutos indicaron que por algo su entrenador apostó por el dúo Bono y Maddi Bengoetxea al comienzo. Los momentos de forma pesan y, tras una gran campaña, ahora parecen titulares y más entonadas las jugadoras que eran más secundarias al inicio de campaña. O, mejor explicado, ayer Casasola y Valles estuvieron muy lejos del nivel exhibido en el más de año y medio anterior en las filas louriñesas. 

Al descanso, el partido marchaba ya con dominio local (17-15). Números más altos de los esperados y, sobre todo, que no convenían al Porriño. El segundo acto se retomó con igualdad, aunque con esa ligera sensación de que era el Guardés el que dominaba. Aún así, se llegó al 21-21 y tras varios intentos del Porriño, que falló varias acciones sin oposición por el extremo. 

No obstante, la sensación no era engañosa. El Guardés dominaba y rompió el partido cuando Cabeza regresó a su equipo base de tres bajas en el centro y paró Estela Carrera en portería. Recuperó cierta cadencia anotadora y el Porriño naufragó en ataque, se estrelló contra la defensa o dimitió. Se puede usar cualquier descripción pero así sucedió y, en liga, el Guardés continúa con su racha de diez años sin perder el derbi en A Sangriña. Desde 2013. Eso sí, su máximo rival podrá tener una oportunidad pronto porque, tras el resultado de ayer, quedan separados por un punto en la cuarta (Poriño) y quinta plaza (Guardés) de la clasificación con 29 y 28, respectivamente. Esos puestos se cruzan en el ‘play-off’ de ascenso. Queda una única jornada y sólo el Aula Valladolid, que suma 27, puede variar este reparto y cierra la liga ante el Bera Bera, que pelea por ser primero. El guionista deberá buscar otro argumento, o no.

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