La paciencia como objetivo de Ricardo Ramilo

Dakar

Ricardo Ramilo regresa al Dakar con la idea, “esta vez sí”, de terminar la prueba árabe

Ricardo Ramilo pasa una zona de arena en una de las pruebas disputadas a lo largo de 2023.
Ricardo Ramilo pasa una zona de arena en una de las pruebas disputadas a lo largo de 2023.

Ricardo Ramilo habla con ilusión del próximo Dakar, que comenzará el 5 de enero en Alula. Viajará el día dos para Arabia Saudí y allí ya esperan todos los vehículos de un equipo que, en esta ocasión, será propio. “Vamos dos coches, un camión de asistencia y el remolque”, explica el piloto y también líder de su propia escuadra. Logró dar un paso más en su estructura para disputar la prueba con medios propios y un compañero de equipo.

Y, sobre el objetivo deportivo, tiene que dar el siguiente paso y pasa por conseguir la paciencia para no ir demasiado rápido, ser conservador y “esta vez sí, conseguir terminar”, admite el vigués. Una tarea que no es sencilla por la dificultad del Dakar y el ímpetu de Ramilo. “Como en el último Dakar ya gané el primer sector de una etapa, también hice una buena jornada completa y finalicé tercero en las bajas, mi ambición de querer demostrar que puedo ser tan rápido como los mejores, ya está colmada. No tengo que demostrarme más a mi mismo de lo que soy capaz y ahora tengo que ir a terminarlo", explica el conductor.

Una vez dentro del ‘buggie’ y con el volante en la mano tendrá que mantener la calma, evitar pisar el acelerador de más y conducir con calma, pero sin pausa. Algo que no es sencillo porque la vena competitiva sale, pero “ahora es la prueba de fuego para demostrar que tengo que tener paciencia para terminarlo. Voy a intentarlo”, reflexiona.

Para lograrlo contará con un equipo de apoyo amplio y un copiloto con experiencia en Marc Solá. “Era el de Carlos Checa y, finalmente, se quedó colgado a última hora. Yo esperé, hablé con él y pude traerlo”, expresa sobre un copiloto que “ya estuvo conmigo en Qatar este año”. Un ayudante de lujo porque tiene una amplia experiencia en la prueba y también tendrá que poner ese contrapunto de paciencia tan necesario. El otro estará en el fondo porque “tras hacer tercero en el Mundial de Bajas (categoría T4), el próximo año voy a intentar hacer el de Raids, que son pruebas más largas, de cinco días, pero hay menos, solo cinco. Y el Dakar es la primera, por lo que tengo que terminar para puntuar”, añade Ramilo.

Son los propósitos del comienzo para una competición que seguirá siendo dura, cada año un poco más. “Cada vez ponen más dunas y, por lo tanto, más dificultad. Tenemos que mejorar en ese terreno porque es la tendencia del Dakar y se incluye una maratón de 48 horas sin asistencia. Va a estar muy interesante y se verá quién resiste y quién no. Para terminar, la penúltima etapa se corresponde con la segunda del año pasado, que es un recorrido todo lleno de piedras y en la que yo quedé fuera de carrera porque pinché todas las ruedas”, relata el deportista.

En sus manos estará el mismo coche de la pasada temporada, pero “totalmente rehecho. Lo desmontamos todo, arreglamos el chasis y cambiamos el motor. Todo lo que pudimos hacer dentro del presupuesto que hay, lo hicimos”, admite. Una vez en el desierto deberá sacar rendimiento su Can-Am, el modelo de coche que pilota. Es uno de esos buggies tan característicos del desierto, de pequeñas dimensiones, y que se adapta a las duras condiciones de Arabia Saudí.

La preparación pasó por hacer una prueba en Dubai y, después, acudir a la Áfricar Clever Cup organizada por el ourensano Jesús Gamallo. “En Dubai, como ya sabía que iba a terminar tercero en el Mundial de bajas, ya hicimos pruebas y, después, en Marruecos probamos a un copiloto joven de la escuela de Gerard Farrés. Tengo un convenio con ellos y ayudo en sus formaciones, pero vimos que todavía le quedaba para poder ir al Dakar”, admite Ricardo Ramilo. Fueron los últimos ensayos para coordinar todo el equipo que estará en Arabia Saudí con los colores naranja de Rodamoto.

El piloto vigués encabeza el proyecto y busca, al tercer intento, llegar al final del ‘rally más duro del mundo’. Un objetivo de gran dificultad y que cuenta con doce etapas, muchas de ellas por encima de los 400 kilómetros cronometrados, y una ración maratón sin asistencia con 532 kilómetros en el Empty Quarter de Arabia Saudí. El desierto vacío.

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