A los 34 años. El tomiñés Diego Silva vivió ayer un particular momento de gloria en una carrera deportiva ya dilatada y curtida en el fútbol modesto. Hasta la treintena no alcanzó la categoría de bronce tras recalar en el Coruxo y, en la cuarta campaña tras perderse el enfrentamiento de ida por lesión, pudo hacer un tanto a un equipo campeón de liga y Copa: "Normalmente, si había un penalti, ya lo tiraba yo. Como me lo hicieron a mí, también tenía ganas de meterlo".
Y el desafío con Carlos Abad resultó notable, con una gran carga psicólogica: "No me pudieron los nervios y lo pude meter". Con los años de bagaje de Silva, pocas cosas lo pueden poner nervioso sobre un terreno de juego y menos en el área rival. "Me preguntó por dónde lo iba a tirar y yo le dije que por el centro y de Panenka. Lo engañé y se quedó ahí parado", relata el de Tomiño entre risas.
Un tanto que sirvió para elevar el marcador a un 2-0. "En la primera mitad, estuvimos mejor que el Deportivo y sabíamos que en la segunda nos tocaría sufrir porque ellos son un equipo con mucha calidad. Pudimos hacerlo bien y aguantar el resultado", relata el delantero. En esta línea, reconoce que, a nivel defensivo, "creo que fue de los mejores partidos atrás. Estuvimos muy bien, quitando los dos o tres palos del final. Tocó correr bastante para ayudar, pero el delantero tiene que hacerlo en lo que sea necesario y es lo que intenté hacer. Dar oxígeno al equipo".
Alonso: "Controlamos el partido"
Míchel Alonso, el entrenador del Coruxo, reconoció que ayer cambiaron su estilo de juego habitual porque "se trataba de que no estuvieran cómodos desde el principio. Fuimos capaces de controlar el partido a nivel defensivo y, con balón, hicimos daño". Sobre la importancia de la propia victoria, el preparador admitió que es especial, aunque resalta que lo es debido a que "nos hacían falta los puntos. Estamos contentos con el resultado y con lo que se vio durante el partido".n
