Balonmano

El Porriño es irreductible

Un lanzamiento de Paulina Buforn con la defensa del Elche encima decidió la victoria del equipo rojo.
photo_camera Un lanzamiento de Paulina Buforn con la defensa del Elche encima decidió la victoria del equipo rojo.
Un gol de Buforn sobre la bocina da ventaja al cuadro rojo en la semifinal ante el Elche 

Hace ya tiempo que quedó claro que el Porriño es un equipo maduro. Ya pertenecen a otros tiempos flaquezas con todo a favor, fallos en los momentos candentes, arena escurrida entre los dedos. La escuadra roja es mayor de edad y no deja de acumular pequeñas gestas que hacen de su temporada, ocurra lo que ocurra, la mejor de la historia del club.

Isma Martínez y sus pupilas pusieron ayer un nuevo ladrillo en este muro, con una victoria antológica ante el Elche, en uno de esos partidos que no hace tanto se le habría escapado. Irreductible. Porque, en un Municipal enfervorecido, las locales levantaron cuatro goles de desventaja en el minuto 46 para ganar con gol sensacional de Paulina Pérez Buforn cuando la bocina se aclaraba la voz. Esa explosión de alegría posterior ya nadie se la va a quitar al conjunto de A Louriña. Como mínimo, tiene garantizado jugar la prórroga en el choque de vuelta del próximo día 15 en Elche. Como máximo, lo que sus jugadoras quieran imaginar.

El partido comenzó con Isma Martínez dando valor a la tan cacareada y pocas veces cumplida meritocracia. Valles, Campo y Santomé -también en ataque- arrancaron en el siete inicial para prolongar su gran nivel contra el Guardés. El conjunto porriñés dio continuidad a su gran arma de esta temporada y una defensa intensa y abierta maniató a Danila So Delgado. Es imposible anular a un arma de destrucción masiva de ese calibre, pero las posibilidades locales de éxito pasaban por minimizar los daños causados por la cañonera del equipo ilicitano. Sus 7 goles podrían hacer pensar a cualquiera que el Porriño no lo logró. Pero tres fueron de penalti, lo que la dejó en 4 de 13 en lanzamientos. Un éxito.

En este juego, la portería crece a partir de su defensa. Y si la que va de manga larga funciona, se marcan diferencias. Eso suceció con Ana Belén Palomino. La guardameta extreña se fue a las 14 paradas, alguna de ellas clave.  Con ese colchón de seguridad, sus compañeras abrieron las alas y volaron. Valles, brillante en la dirección, supo manejar los ataques para que su equipo rondase los dos goles de ventaja con los que se fue al descanso (13-11).

La cosa marchaba. Pero quedaba mucho. Demasiado. Carratú compareció en la portería visitante y reverdeció viejos laureles de derbi. La excapitana del Guardés encadenó paradas que permitieron recortar a sus compañeras. No solo eso. Porque tras equilibrar, el Elche se fue a por más hasta alcanzar una peligrosísima distancia de cuatro goles a falta de 14 minutos (18-22). Zaira Benítez había encontrado la vía de agua en la defensa local y la explotó al máximo.

Isma Martínez reaccionó entonces. El cangués pidió un tiempo muerto para pasar a atacar con siete. Sin portera. Rocamora colaboró al retirar a Benítez por una Paola Bernabé mucho más precipitada. La defensa porriñesa volvió a carburar y los ataques en superioridad funcionaban. Varios goles después, las de A Louriña volvían a estar en partido. En esos momentos candentes, poco importa lo demás. Mica Casasola, que esta temporada no pudo repetir la exhuberancia de la anterior, apareció en escena para meter 4 goles en los últimos 10 minutos. La argentina se fue a 7 en 8 lanzamientos. Y en el mismo contexto, pero reducido a los 60 minutos, surgió Paulina Buforn. La mejor jugadora del Porriño había estado algo discreta. No importa. En la jugada final, con empate en el marcador y tras un atasco que inhabilitaba la acción preparada en un ataque con siete, la ibicenca se la jugó con tres defensoras sobre ella y la clavó en la esquina. Diferencial individual para un colectivo irreductible. 

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