Fútbol | Segunda Federación

La honda de los Davides

Davo, que ayer alcanzó los diez goles con su doblete, deja atrás a un zaguero visitante mientras su tocayo Añón lo sigue con la vista en la lejanía.
photo_camera Davo, que ayer alcanzó los diez goles con su doblete, deja atrás a un zaguero visitante mientras su tocayo Añón lo sigue con la vista en la lejanía.
El Coruxo superó al Rayo Cantabria y volvió a ganar ocho jornadas después gracias al extraordinario desempeño de David Añón y de Davo Martínez, que anotó un doblete

No es que el Rayo Cantabria sea Goliat. Pero el filial del Racing de Santander llegaba a O Vao en zona de play-off -y ahí sigue-, con un fútbol de muchos quilates en la categoría. Pero, independientemente de la entidad del rival, lo que sí permitió al Coruxo volver a ganar un partido tras dos meses de sequía fue el descomunal talento futbolístico de David Añón, combinado con el poder finalizador de Davo Martínez. Podría ser la onda vital de Son Goku en homenaje al fallecido Akira Toriyama. Pero no. Fue otra honda, la de los Davides, la que devolvió al equipo verde a la senda del triunfo cuando más falta le hacía.

Porque ocho partidos sin levantar los brazos son muchos. Porque la zona de descenso acechaba tanto que, cuando empezó el partido, el Coruxo estaba en ella. Porque O Vao no celebraba una victoria desde el año pasado. Por todos esos motivos, el equipo de otro David, De Dios en este caso, no podía permitirse elegir cuándo y contra quién reaccionar. Había que hacerlo ayer y ayer se hizo. El conjunto verde salió al campo con una enorme dosis de convencimiento. La victoria del Villabés y el momentáneo 1-0 del Oviedo Vetusta ante el Zamora generaban una presión que el Coruxo domó como el pastor doma a sus cabras y ovejas. Con la honda, como en las crónicas bíblicas, en las manos de los Davides. O, mejor dicho, en los pies. Añón agitaba, Davo ejecutaba.

Así llegó el primer gol. Cuando el reloj rebasaba por poco el cuarto de hora, los locales se regalaron la dosis de tranquilidad que necesitaban. El centrocampista coruñés, esta temporada en una perenne juventud a punto de cumplir 35 años, caracoleó, aceleró y paró para enloquecer a Jorrín en el camino. Entonces, filtró a la profundidad para que Davo la incrustase en la red. Era el noveno tanto -luego vendría el décimo- de un delantero maduro y diferencial, que ya solo es Davicín en el ámbito privado. 

El Rayo Cantabria, sorprendido, no tuvo capacidad de reacción. Probablemente, los jóvenes futbolistas cántabros no se esperaban semejante desempeño de un equipo con tamaña sequía. El fútbol del filial del Racing, habitualmente jacarandoso, se había vuelto sombrío y plomizo porque los de verde ejecutaban la presión a las mil maravillas. 

El partido seguía avanzando sin demasiadas ocasiones claras. Ambos equipos lo intentaron desde la lejanía, pero poco más. La lesión de Mikel Carro obligó a cambiar a De Dios, que introdujo a Guido. Ezequiel Loza, técnico visitante, movió el banquillo en el descanso. El filial racinguista ganó presencia con balón, pero el Coruxo se defendía bien. Y cuando no lo hacía, Alberto Domínguez estaba más firme que el hormigón armado.

Mientras tanto, la honda seguía girando. Añón flotaba por todo el frente de ataque, pincelando un lienzo impresionista en cada intervención. Manchas de arte. Pero además de amenazar, el arma de los Davides también acertaba. Así, el delantero redondelano culminó su doblete al aprovechar un error en inicio de juego de los visitantes, que facturó con una perfecta picada sobre la salida de Germán.

Vuelve Mateo, el fútbol sonríe

Corría el minuto 80 cuando David de Dios decidió devolverle la sonrisa a la pelota. Mateo Míguez volvía a un terreno de juego casi cuatro meses después. Lo hacía en un relevo íntegramente redondelano con el goleador Davo.  El 10 del Coruxo dejó varios pases de primeras y la esperanza de poder ayudar a su equipo en el tramo final de la temporada. En el del partido, el Rayo Cantabria tuvo alguna opción de marcar e inquietar. No lo hizo. Gracias a eso, el conjunto verde terminó el choque con placidez. Si la montaña rusa que es su temporada continúa su tendencia, ahora le toca subir. La honda que manejan los Davides es un gran argumento para lograrlo. El resto del bloque, también.

A dos puntos del descenso, a cuatro del play-off

La extraordinaria igualdad de la Segunda Federación, combinada con la inaudita posibilidad de que hasta seis equipos puedan descender, convierten la competición en un polvorín que puede saltar por los aires en cualquier momento. En clave Coruxo, esto quiere decir que la victoria de ayer, además de cortar una racha de ocho partidos sin ganar, permite al conjunto vigués seguir fuera de descenso. Concretamente, son dos puntos los que separan a David de Dios del precipicio, dentro de un pelotón de siete equipos en cuatro puntos para dos puestos de descenso directo y el de promoción de permanencia -Cayón, Covadonga y Arandina parecen sentenciados-.

Lo verdaderamente curioso es que esta igualdad deja al bloque verde a tiro de piedra del play-off. Lógicamente, esta posibilidad es menor teniendo en cuenta el gran número de contendientes en liza. Pero, lo cierto es que el Coruxo está a cuatro puntos de una fase de ascenso que marca, precisamente, su rival de ayer: el Rayo Cantabria.

Desde ese quinto puesto del conjunto cántabro se abre un abanico bien ajustado. El Compostela es sexto (36); el Langreo, séptimo (35); el Avilés, octavo (34); y el Valladolid Promesas, noveno (33). Luego vienen Marino Luanco y el propio Coruxo con 32 unidades, por delante de la Segoviana (31). El puesto de promoción lo ocupa el Fabril, empatado a 30 puntos con un Villalbés que abre la zona de descenso por delante del filial del Real Oviedo (29), que cierra este pelotón -el Cayón y el Covadonga están con 23-.

Por arriba, el Pontevedra dio un golpe de mano. Su victoria, combinada con la derrota del Ourense CF, le pone líder. El Zamora, tercero, está a cinco puntos. 

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