Sebastián 'Chevy' Guzmán. Triple campeón del mundo de patinaje de velocidad

'Chevy' Guzmán: “Es doloroso saber que podía ganar el Mundial y no voy a estar allí”

Chevy Guzmán acudió al set de Atlántico con las medallas.
photo_camera Chevy Guzmán acudió al set de Atlántico con las medallas.

Sebastián Guzmán ‘Chevi’ (Ureña -Venezuela-, 13 de noviembre de 1995) obtuvo tres oros en el Mundial de patinaje y cuatro en el Europeo en su primer año con la selección española. Residente en Vigo, entrena y milita en el FSV Vigo tras llegar a España como refugiado hace más de cuatro años. “Agradezco mucho al club su apoyo porque me permitieron tener un plato de comida caliente”, admite. 

¿Ha sido una temporada perfecta?

Estoy muy feliz de poder conseguir tres títulos mundiales, que es la recompensa a muchos sacrificios y mucha pelea a lo largo de toda mi carrera. Fueron cinco años fuera de los Campeonatos del mundo. Comencé la temporada en España para poder meterme en el Europeo. Quedé muy satisfecho de la victorias allí, pero tenía la duda de saber si podría mantener los resultados en el Mundial porque hay muchos más rivales. Está Colombia, que es una potencia, Chile o China, que fue segunda en el medallero. Llegar allí y lograr el oro en la prueba inicial, siendo el primero de España y del Mundial, para mí fue todo un honor.

Ganó el oro en los 200 metros en pista, en 100 metros en recta y la vuelta al circuito, que ruedan cuatro juntos y hay que tener más habilidad. 

Sí, yo entrené para ser el hombre más rápido del mundo, que son las pruebas de 200 y 100 metros. Después, venía la vuelta al circuito, en la que tenía la sensación de que podía lograr el oro, pero ahí ya depende mucho de cómo va el grupo, de los rivales, de los jueces o del propio trazado. No hay tiempo para el miedo. Tienes que actuar y, después, pensar. Es muy peligroso, como se puede apreciar en los vídeos, porque pasas muy cerca de postes de luz, semáforos e, incluso, si pones el pie sobre la acera, te descalifican. Y todo esto, sin olvidarte del que viene detrás, de que no se meta en ningún sitio. Es un patinaje muy diferente al que vemos en Samil de cogerte las manos y pasarlo bien. Vamos a 50 o 60 kilómetros a la hora.

 Eso sí, 200 y 100 metros en la calle, eso ya es velocidad pura. 

Eso depende al 100% de mí y de mis condiciones físicas. En las pruebas grupales, ya entra en juego la estrategia, pero en los 100 metros, es como Usain Bolt. Sales a tope y hasta el final. 

¿Cómo entrena?

Mis modalidades tienen mucho que ver con la fuerza explosiva. Me paso mucho tiempo entrenando en el gimnasio y, después, intento llevar esta fuerza a los patines. De nada vale mover mucho peso en el gimnasio, si después no traslado esa fuerza a los patines. Este año visité muchas calles de Vigo, muchos carriles bici. Incluso dos semanas antes de viajar al Mundial estaba entrenando aquí. Son medallas que tienen mucho de Vigo. Sí que tuve que ir un par de veces hasta A Coruña, que tiene una buena pista de patinaje, y otras hasta Canela, en Portugal, que dispone de otra pista muy buena. Aún así, el 80% se entrenó aquí en Vigo entre las calles, los pabellones y la pista de rodadura. Hice gimnasio, bicicleta y mucho tiempo de patinaje.

El patinaje de velocidad es un deporte con poca tradición aquí en Vigo. 

En mi club, el FSV Vigo, estamos en casi 200 fichas. Vamos en crecimiento y esperamos poder seguir creciendo. En la actualidad, gracias a mis medallas, ya es un club que está en la parte alta a nivel español. Y, a nivel autonómico, entre Manuel Taibo y yo, dejamos a Galicia en segundo nivel a nivel nacional. Solo por detrás de Valencia. Y el FSV Vigo no sé exactamente el puesto pero, tras seis medallas de oro, tiene que estar entre los cinco primeros, seguro. 

Lleva varios años en Vigo, pero obtuvo la nacionalidad este año. 

Sí, fue el día de las Letras Galegas y estaba en un campeonato autonómico de freestyle. Allí conseguí la victoria en derrapes, salto y ‘slalom’. Cuando eres sólo residente, no te dan las medallas. Puedes ganar, pero no cuentas y ya comenzaba a perder la motivación. Incluso hablé con el seleccionador español y le dije que si no me daban la nacionalidad antes del Campeonato de España, iba a desistir. La recompensa está ahora sobre la mesa porque, si un deportista entrena fuerte, pero no logra la medalla, pierde esa motivación. En 2021 fui al Campeonato de España y gané, pero no pude recibirla. Tenía ese mal sabor. Incluso, tengo que agradecer a la Gallega de patinaje que tuvo ese bonito gesto de darme las medallas, incluso sin saber que ese mismo día se me estaba dando la nacionalidad, ya que me llegó al día siguiente. Me llamó el delegado del club y después el presidente de la Federación Española para decirme: lo logramos. 

En total fueron cinco años sin poder competir en el alto nivel. 

Sí. Es muy doloroso saber que puedes ser campeón del mundo y tener que apagar la pantalla del televisor sabiendo que podías estar allí. Mi objetivo siempre fue el Campeonato de Europa porque sabía que era la puerta del Mundial. El primer filtro es el Campeonato de España, después el selectivo para ir al Europeo y, una vez allí, hacerlo bien para estar en el siguiente. Al poder conseguir cuatro oros de Europa, ya tenía asegurado mi pase directo al Mundial. Y así me lo hizo saber la federación y eso me creó un compromiso moral. Me hervía la sangre para estar en Buenos Aires e intentar ser campeón del mundo. Creía en mí, fuí allí y demostré que sí, que podía serlo. 

Eso sí, del patinaje no se puede vivir. 

Cuando llegué a España, hace unos cuatro años, yo no sabía si podría volver a competir. Lo primero era salir adelante. Llegué a Valencia y allí estuve como refugiado por parte de la Cruz Roja. Cuando tuve permiso de trabajo, mi padre, que ya vivía en Vigo, contactó con el FSV Vigo para ver si me podían contratar y le agradezco enormemente la oportunidad que me dieron porque me permitieron tener un plato caliente de comida en la mesa y también algo de dinero y, a la vez, poder patinar.  No es sencillo encontrar un trabajo y, después, poder irte al Europeo o al Mundial a competir. Es muy difícil ser deportista de alto nivel y trabajar. Estoy pensando en unirme al ejército porque podría ayudarme en este sentido. Tengo una gran forma física y, por este camino, puedo continuar siendo una persona activa y en la competición. A nivel educativo, estudié en Colombia comunicación social -periodismo-, pero el título no está homologado en España.

Y además, es padre. 

Estoy en búsqueda de trabajo porque, además, ahora tengo un hijo que está en Colombia con su madre. Nació este año y no quiero arriesgar la integridad de mi hijo. Mi sueldo, ahora, es limitado y no puedo traerlo y, después, saber que necesita algo y no poder cubrirlo. Para poder juntarnos, tengo que conseguir algo más de dinero. Espero que todo vaya a mejor y, de hecho, desde que me concedieron la nacionalidad, todo me marcha muy bien. No quiero saber nada de lo que dejé atrás, que no sea lo que viene en España. 

Al menos, en Vigo está con su padre. Unirse aquí, les vino bien a ambos. 

Estuve casi cuatro años sin verlo. Al estar aquí, tengo un apoyo muy grande. Y también tengo ayuda de padres del club, que me echaron una mano buena. Pero tenerlo a él es una gran ayuda. Antes de irme a Argentina, como tiene un horario distinto, me iba a las dos de la mañana a entrenar a Samil y el que estaba a mi lado era él. 

Supongo que su intención es seguir patinando, ya que volvió al máximo nivel. 

Sí, sí. Ahora estoy en ese proceso de intentar conseguir algunas ayudas para deportistas. El trabajo me permite vivir a mí y, con esas aportaciones, me puede dar para mi hijo. Después, también estoy viendo lo del ejército para eso. También saqué ahora el curso de entrenador nacional de patinaje. Quiere seguir creciendo, como deportista, y también aprender y mejorar más.

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