Ni ante su rival favorito pudo ganar el Cangas, que ayer puso fin a una racha de seis victorias contra Anaitasuna. El equipo navarro, que dirige el pontevedrés exjugador y exentrenador del Octavo Quique Domínguez, es al único que el cuadro azul pudo ganar esta temporada. Lo hizo en octubre en O Gatañal. De esta forma, esta derrota en la catedral del balonmano español certifica una vuelta entera sin conocer el triunfo para la escuadra que dirige Nacho Moyano. Una dinámica dura y complicada que, pese a todo, no le tiene en la zona de descenso directo. Los morracenses aguantan en el puesto de promoción, con dos puntos de margen sobre el Sinfín.
El partido empezó con una pérdida, justo lo que el técnico madrileño insistió en evitar en la previa. Los locales se adelantaron pero un inspirado Jorge Pérez evitaba que el incendio fuera a mayores. Así, un gol de Jenilson igualaba las cosas y a los 10 minutos el marcador reflejaba un 5-5. Desde ahí, el cuadro morracense apretó para ponerse arriba en el luminoso gracias a la buena aportación goleadora de Santi López (7-8 al cuarto de hora).
En ese momento de inflexión, los de Nacho Moyano se quedaron en inferioridad y cometieron algún error grave, pero Jorge Pérez detuvo el siete metros derivado de esa exclusión y Fodorean abrió la brecha a dos tantos con un buen misil desde lejos. Los navarros sufrían más que nunca para ver puerta y poco a poco el choque iba virando a su parte más cerrada y con menos goles, algo que beneficiaba a un equipo visitante que mantuvo su renta hasta superado el minuto veinte, pero que la perdió en apenas 60 segundos tras un par de pérdidas evitables (12-12, min. 24). De ahí al descanso, hubo mucha igualdad, pero el portero local Iñaki Martínez se apuntó dos paradas casi seguidas y fue determinante para que Anaitasuna se marchara a los vestuarios con una mínima ventaja (15-14).
En el reinicio, el panorama fue parecido, pero una vez más la portería navarra ayudó a que sus compañeros consiguieran coger una renta de dos goles muy rápido (17-15, min. 33), que aumentaría de manera significativa poco después con un nuevo parcial de 3-0 que suponía un preocupante 20-16 en apenas dos minutos. Entonces, el Cangas apretó los dientes y, no sin mucho trabajo, recuperó parte de lo perdido (21-20, min. 39), pero no llegó a culminar. En el siguiente tramo, los discípulos de Quique Domínguez pegaron otro estirón letal (24-21, min. 43).
La mañana dominical se complicaba a base de arreones. Los morracenses respondieron para acortar hasta el 25-24 superado el cuarto de hora, y de nuevo de los locales aceleraron para el 29-25 en el 22. Este tirón fue definitivo porque el reloj y el desgaste físico terminaron por condenar a los de Nacho Moyano, que llegaron muy justos al final y cedieron la derrota sin apenas inquietar.
