El Balonmán Cangas demostró ayer en un territorio hasta ahora prohibido que tiene equipo para poder pensar en la permanencia, pero que le queda dar un paso en los momentos claves. En el mítico Huerta del Rey, estuvo a punto de la campanada ante un Atlético Valladolid que se jugaba la cuarta posición. Los de Nacho Moyano hicieron una gran primera parte, con un tremendo acierto ofensivo. Sin embargo, dos minutos finales, con fallos y pérdidas de balón por falta de experiencia, provocaron que lo que parecían dos puntos seguros fueran solo uno, que sabe a poco. La formación morracense igualó un partido que a falta de minuto y medio ganaba por tres. Duro mazazo que no evitó ni el gran partido en portería de Elcio, con 15 paradas, ni la efectividad de Jenilson, con 10 tantos.
El choque arrancó con un Cangas conectado, sobre todo con un efectivo Jenilson Varela desde su posición, que permitió ir por delante en los primeros minutos. El intercambio y el juego rápido le iba bien al equipo gallego, que llegó al primer parcial con ventaja de dos tantos. Incluso fue de tres goles (4-7 minuto 7) gracias a las paradas de un inspirado Elcio Carvalho. Pese a una exclusión de Martín Gayo, el cuadro de Nacho Moyano no perdió la cara al choque y, con una gran defensa y un juego alegre en ataque, logró una ventaja de hasta cinco goles en el minuto 16 (8-13).
La segunda parte arrancó por los mismos derroteros, pero con una portería vallisoletana que comenzaba a despertar. Aún así, el juego de la primera línea del Cangas era muy efectivo y apenas dejaba opción de remontada. Los peores momentos fueron mediado el ecuador, cuando los de David Pisonero se acercaron a dos tantos, después de varias pérdidas de balón por parte del Cangas (22-24 minuto 38). Fue ahí cuando llegó un intercambio de errores en los lanzamientos y el despertar de César Pérez, guardameta pucelano. Sin embargo, un par de acciones polémicas protestadas por Pisonero, que vio amarilla, y la exclusión de Álvaro Martínez dieron de nuevo alas al cuadro cangués. Y, otra vez, apoyado en la portería, con Elcio, y los goles de Jenilson Varela, que ya era la gran pesadilla de la zaga local. El Atlético se fue del choque y eso permitió al Cangas aumentar su renta hasta los seis goles (27-33 minuto 51).
Sin embargo, los últimos minutos fueron una losa para el cuadro de Nacho Moyano, que dejó escapar la renta que tanto le había costado lograr. Del 34-38, se pasó en menos de dos minutos al empate a 38 con pérdidas de balón incomprensibles. Una pena, porque la victoria parecía canguesa. Y se necesita.
