Balonmano

Buforn y Barros honran a su fogar de Breogán

Maider (i.) y Paulina sonríen mientras enarbolan la bandera de Galicia al término del derbi del domingo.
photo_camera Maider (i.) y Paulina sonríen mientras enarbolan la bandera de Galicia al término del derbi del domingo.

La ibicenca y la guipuzcoana del Porriño cantaron el himno de Galicia en el derbi

Uno de los momentos álgidos del derbi que el Porriño y el Guardés disputaron el domingo llegó antes incluso de empezar. El himno de Galicia atronó en un Municipal con más de 1.600 espectadores al son de una banda de gaitas. Las jugadoras de la tierra cantaron los versos de ‘Os Pinos’. Pero no fueron las únicas. Tanto la ibicenca Paulina Pérez Buforn como la guipuzcoana Maider Barros, ambas del equipo local, entonaron la letra. “Se me pusieron los pelos de punta”, recuerda la extremo de Errenteria aún sobre la pista.

Fue ella, Maider, la última en aprender el poema de Pondal. “Pensé que sería súper bonito”, confiesa, al tiempo que explica que fue el técnico, Isma Martínez, habitual galegofalante, el que la introdujo. “Llevo tres años aquí y me han tratado tan bien… Qué menos que aprender el himno, que es un símbolo tan potente. Es cuestión de respeto”, expresa. Paulina, por su parte, ya tiene más experiencia. Éste es su segundo curso en Porriño y estuvo tres en el Guardés. Dan para mucho. “Lorena Pérez y Carla Gómez me lo enseñaron en A Guarda. Créditos para ellas”, revela.

El caso es que tanto Barros como Buforn tienen también sus lenguas propias además del castellano. Un arraigo que las impulsó a involucrarse en la cultura de su tierra de adopción. “Creo que se lo debemos a los que vienen al partido”, subraya la ibicenca. “El himno de Euskadi no tiene letra, así que me encanta que la del gallego. Me parece preciosa y emocionante”, explica la vasca. "Creo que los himnos hablan de las personas. Y el himno de Galicia cuenta cómo es la gente de Galicia”, sentencia Buforn, en un momento muy emotivo de la conversación. 

Es entonces cuando la charla acelera. Fluye. “La cultura nos une y los símbolos se deben significar”, apunta Paulina. “Tenemos la suerte de tener varios idiomas. Debería hacernos sentir más orgullosos del país”, refrenda Maider, en referencia a los que se ofenden con el multilingüismo en el congreso. “Si es que la ignorancia es muy atrevida”, se apresura a acotar Buforn.  “La Cámara nos representa y nos legitima como ciudadanos. No entiendo que cause tanto revuelo que se hablen las lenguas del estado. En cambio, sí que puede hacer a muchas personas identificarse con el parlamento y con lo que realmente es España como país”, subraya la ibicenca mientras su compañera asiente.

Es este escenario de riqueza cultural, ambas manifiestan su alegría por ganar el partido. Pero entienden que hay cosas incluso más importantes que una victoria. “Ver el pabellón lleno de niños y niñas y que seamos referentes para ellas es muy importante”, enfatiza Maider. “Como se vive en Galicia un derbi, no se vive en ningún sitio”, agrega la extremo vasca. “Hay cosas que están por encima de un resultado”, apunta Paulina. “Este partido es por y para el balonmano gallego”, continúa. “Cantar el himno junto a 1.600 personas nos genera orgullo. También a las que venimos de fuera. Nos hace sentir que pertenecemos a algo más grande, también porque ves a la derecha y las jugadoras del otro equipo están cantándolo”, apostilla la lateral balear con un punto de emoción. “Es algo muy bonito y, sobre todo, a mantener”, concluye Buforn, con la cómplice sonrisa de Barros. Ambas viven, participan y construyen su propio fogar de Breogán.

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