Volvió Bamba y lo hizo a buen nivel. Y, entre la pobreza de una mala temporada del Celta, su regreso resulta necesario, imprescindible y trascendental. Y ayer se confirmó en una noche sin la participación de Iago Aspas y en un partido que podía quemar el balón, pero no lo hizo, en gran media porque el marfileño entendió lo que había que hacer en muchos momentos. También erró, es cierto, pero aportó mucho al equipo, en lo tangible de las estadísticas, siendo el jugador de los cuatro de ataque que más participó, y en lo que no se ve y pasa por la toma de decisiones correctas, por generar desequilibrios y por ofrecer una solución a sus compañeros.
Es cierto que en su partido particular, Bamba comenzó desacertado con pérdidas y errores en los diez primeros minutos. Poco a poco lo solucionó y comenzó a aparecer para recoger el balón en la banda izquierda y tejer desde ahí. Se aprovechó de ello Manu Sánchez, que buscó una y otra vez la asociación con su compañero para avanzar metros, ya fuese yendo al espacio o mediante paredes. Y, poco a poco, el equipo vigués atacó una y otra vez por esa banda para generar problemas al Almería.
Y todo pese a que, en el debe, está el no terminar de concretar las acciones, el errar un poco más de la cuenta en el último pase o en el disparo o, también es cierto, por faltar un punto físico tras dos meses sin partidos en Primera. Con todo ello, la participación fue clave al anularse un tanto por fuera de juego anterior y, sobre todo, por protagonizar la acción de la expulsión de Langa. Él sufrió una falta que conllevó la roja.
Y, en los números, Bamba indica que fue el futbolista de ataque que más apareció al realizar 48 pases con 84.5% de acierto. Solo dos envíos menos que De la Torre, uno de los mediocentros, y superó claramente a Mingueza y los dos delanteros. A ello añadió ser el tercero en pases que superaron líneas y en pases clave en la estadística de whoscored. Sin Aspas, el que supo ejercer de maduro y veterano.
