Una noche de gran emoción en Balaídos con el protagonismo claro centrado en el porriñés y canterano Gabri Veiga, que anotó los dos goles ante el Barcelona, que son los de la salvación. En cada uno de los tantos se besó el escudo de forma repetida. Una muestra de cariño al equipo que verbalizó tras el encuentro: “Yo amo al Celta”.
El centrocampista resultó clave con las dos dianas, que rompieron una trayectoria de dos meses sin marcar. Desde la victoria ante el Espanyol el 18 de marzo (1-3) no marcaba el céltico y ayer lo hizo por partida doble. Al ser cambiado comenzó a llorar por la emoción. “Las lágrimas reflejan la tensión de estas semanas. Es cierto que había bajado mi nivel, pero siempre tuve claro lo que me llevó a estar a un gran nivel y, con la ayuda de este gran equipo que tenemos, salimos adelante y, ¡de que mánera!”, expresó Gabri Veiga.
Lloró durante el partido tras ser cambiado y también después al terminar el enfrentamiento. Se le vio muy tenso tras el gol del Barcelona, una muestra más de los sentimientos que tenía el porriñés. “Es la gran noche del celtismo, creo que veníamos buscando esto desde hace tiempo. Toda esta gente se lo merece, también se lo merece mi familia y mi novia. Nos lo merecemos todos, siento mucha alegría”, relató.
El goleador ayer también admitió que, en el segundo gol, intentó centrar el balón a Seferovic, pero “tuve la suerte de que se abrió y entró como un golazo”. Cuestionado por si los besos al escudo y las lágrimas eran un anticipo de su despedida, se limitó a decir que No es despedida. No pienso en eso. Quería ser yo mismo para seguir ayudando al equipo, para mi esto es todo. Es mi casa y tengo que estar agradecido a toda esta gente, que se lo merecen todo".
