Marian Mouriño toma el mando del Celta

Marian Mouriño, hija del presidente, elegirá un equipo de trabajo a su medida para dirigir el club celeste.
photo_camera Marian Mouriño, hija del presidente, elegirá un equipo de trabajo a su medida para dirigir el club celeste.
La salida de Chaves del Celta deja un hueco que la futura presidenta cubre desde ayer asumiendo ya decisiones

Como el boxeador tocado tras un derechazo que no lo ha tumbado pero lo ha dejado sonado, el Celta trató ayer de dar normalidad a la primera jornada tras el adiós de Antonio Chaves. Mostrando control como primer paso para creérselo. Eso sí, sin comunicación pública alguna del presidente, Carlos Mouriño, ni de la persona que asume las funciones del ya ex director general mientras no se reorganizan las atribuciones, Marian Mouriño. El protagonista estuvo en las oficinas de Príncipe en una mañana en la que ya hubo reunión de planificación sin él al mando y con su sucesora ejerciendo. Sin ruptura, con continuidad.

La inesperada, por el momento elegido, salida del hombre fuerte del club, quien sólo tenía por encima al dueño y quien llegaba a todos los ámbitos de actuación de la entidad, se asume ya como el primer y principal paso en la reforma interna para abrir una nueva etapa, dado que el relevo en la presidencia entre Carlos y su hija Marian estaba asumido y previsto. Y la sucesora toma protagonismo, por el momento, dando confianza al equipo de trabajo existente.

Conocimiento del club, desde luego, no le falta. De aquella temprana etapa de cuatro años y medio como directora de Proyección y Márketing que duró hasta diciembre de 2009 a la última, tras su regreso a España. En ésta, comenzó sin cargo oficial alguno, aunque estando muy presente en el día a día de la entidad. Hasta que el pasado año ya empezó a figurar como directora ejecutiva (CEO) de la sociedad Galicia Sports 360. Claro que, desde 2021 es administradora del Grupo Corporativo GES, conglomerado de empresas al que pertenece el Celta.

En los últimos meses, su presencia se ha hecho habitual en el mundo empresarial vigués y gallego. De hecho, forma parte de la junta directiva del Círculo de Empresarios y se ha significado como referente dentro del ámbito de la empresa en femenino. Desde ayer asume, si no el mayor reto dentro de su carrera -pues su labor ha sido importante en el grupo empresarial familiar- sí el más mediático. Hasta la fecha, ha participado del hermetismo habitual de su padre, aunque públicamente ha abogado en sus escasas apariciones por una mejor comunicación entre club y afición. Su momento ha llegado. Y, como lleva tiempo esperándolo, ya tiene claro lo que quiere.

Campos, la primera gran decisión

Además del más mediático, el ámbito deportivo es también el más urgente. Y uno en los que el Celta ha perdido a su interlocutor principal con la salida de Antonio Chaves. Tanto a nivel interno, de la actual plantilla y el actual cuerpo técnico, como a nivel externo, para potenciales futbolistas o entrenadores, agentes mediante.

El director general grovense trataba directamente con los jugadores. Tanto para su llegada como durante su estancia. En este sentido, él fue el artífice del aterrizaje en el club de la figura de Luís Campos, quien tiene en Vigo a Juan Carlos Calero. De alguna manera, Chaves ha dejado una estructura formada, pero debe ser ahora la familia Mouriño la que decida si se mantiene. Teniendo que contar también con cómo reacciona el técnico portugués ante la salida del que era, una vez más, su interlocutor principal en el club. Confirmar que las dos partes desean cumplir el año de contrato que tienen firmado debe ser el primer paso. De momento, ayer la firma del luso siguió presente en la reunión de planificación sin novedad.

Será interesante saber el grado de intervencionismo por el que aboga Marian en el ámbito deportivo. Es bien conocido su gusto por el fútbol y su pasión por el Celta. Se desconoce su interés en el trato directo con entrenadores y jugadores y si pretende mantener ese peso tan trascendental, no sólo en lo económico, en los fichajes.

El club guarda silencio y medita el nuevo organigrama

El día después del adiós más trascendental en el Celta en los últimos lustros, el club guardó silencio. No hubo pronunciamientos ni del presidente, ni del propio Antonio Chaves ni de Marian Mouriño. Tampoco ningún tipo de comunicado en la web. Lo único oficial ha sido el vídeo en redes sociales del martes, en el que se remarcaba que su salida es “por decisión propia”, y la afirmación de que Marian asumiría sus funciones en la “transición”. Tampoco se ha producido la modificación en el organigrama del Grupo Real Club Celta que figura en la página web. 

La reestructuración, más allá de nombres, requiere de análisis: si mantener esa figura de director general plenipotenciario o limitarla. De entrada, la primera opción es la elegida y se busca a quien responda a un perfil muy específico y no demasiado común.

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