"Noté un calambre que ya había sentido antes y me he dicho que mejor salir porque me iba a romper", explicó
Iago Aspas salió satisfecho ayer de Balaídos por su juego -marcó su noveno gol y dio su décima asistencia en el tanto de Douvikas- y se acordó especialmente de la afición tras el último partido de la temporada, que el Celta pudo afrontar con la máxima tranquilidad y con rotaciones masivas al haber sellado la permanencia en la jornada anterior.
“La verdad es que estoy muy contento, sobre todo por esta gente (los aficionados). Hemos pasado momentos jodidos esta temporada, hemos estado seis o siete partidos sin ganar en casa y nos han seguido animando, apoyando hasta el final. Ha subido el entrenador del filial, Claudio, y nos han ayudado y han estado siempre de nuestro lado. Primero quería agradecerles a ellos porque este partido de hoy era un premio para nuestra gente”, empezó diciendo el moañés en declaraciones a Movistar. “Y, después, estoy muy orgulloso de seguir temporada tras temporada con estos números. La edad no pasa en balde, pero cada uno se va reciclando y va encontrando su juego: si no es con goles, con asistencias, para tratar de ayudar a mis compañeros y, sobre todo, al Celta, que es lo que yo quiero, que gane mi equipo”, añadió.
Aspas pidió el cambio en el minuto 75 debido a unas molestias físicas y, en este sentido, explicó que “estoy bien. He notado un calambre en esa zona, que ya lo había sentido al principio de la segunda parte, pero quería seguir ayudando. He hecho un sprint, lo he vuelto a notar y me he dicho que mejor salir porque me iba a romper”.
