Hugo Sotelo, en el Celta hasta 2028: “Iago dijo haz esto, y lo hice”

Hugo Sotelo está feliz con su renovación hasta 2028 y desvela el papel del capitán

Aspas y Sotelo se abrazan durante un entrenamiento.
Aspas y Sotelo se abrazan durante un entrenamiento.

Hugo Sotelo sonríe. Dicen de él que no le falta confianza dentro de un campo de fútbol. Pero fuera, como es lógico, va aprendiendo. Ayer, se personó ante las cámaras para analizar su renovación hasta 2028. Muy deseada y siempre buscada, defendió. “Fue un proceso largo. No hubo ningún problema. Quizás, algún malentendido entre mis agentes y el club. Pero desde el primer momento, tanto el club como yo, queríamos llegar a un acuerdo”, afirmó. Y negó tajantemente haber siquiera estudiado otras ofertas: “No, no, ni mucho menos. De hecho, la primera fue la de renovación. Mi idea ya entonces era quedarme. Se lo comenté a mi madre y era la primera opción”, relató. Mentando ya a Fátima, su progenitora, a la que dio las gracias públicamente: “Estoy muy agradecido. Lleva diez años peleando por mí con el tema del fútbol, ayudándome en todo lo posible y aconsejándome. Gracias a Dios, he cumplido mi sueño”.

Insistió el vigués en que él no llevaba las riendas en el momento de lo tiras y aflojas. “Desde el primer momento que el club me comentó el tema de la renovación, yo ni me lo pensé. Se lo comuniqué a mis agentes. Fue un proceso. Yo no tengo ni idea de la negociación que llevaron. Desde el primer momento -insistió-, la idea de mi familia y mía era que me quedara aquí”, repitió. Sí admitió que la semana de julio en la que el club lo devolvió al filial no fue agradable: “Quizás, para la cabeza fue un poco dura. Pero se llevó bien. En el filial tengo amigos, había compañeros nuevos que no conocía… Y Fredi me trató muy bien. Estuve muy a gusto”.

Su relación con Claudio Giráldez salió lógicamente a colación. “Claro que me ayudó a decidirme. Sabe cómo soy, para lo bueno y para lo malo. Soy un jugador muy impulsivo. Muchas veces, mi carácter me lo comparan con el de Aspas, para lo bueno y para lo malo -repitió-. Soy así. Mi madre, mi pareja y Claudio están siempre encima mía, intentando corregirme. Le estoy muy agradecido. Sí que a veces le digo: 'joder Clau, estás siempre encima'. Pero mi madre me dice: 'si está encima es por algo bueno'”.

En cuanto a la liga, reconoció que el comienzo sin minutos no lo tuvo contento. “No jugué absolutamente nada en los tres primeros partidos pero Claudio siempre reincide en que el grupo es importante y la oportunidad va a llegar siempre. Esas tres primeras semanas sí que estaba algo enfadado y tal, pero habló conmigo y me dijo que siguiera trabajando, que lo estaba haciendo bien y que ya llegaría mi oportunidad, como a cualquiera. Gracias a Dios, me dio tres titularidades y super bien. Me sentí muy a gusto. Tenía ganas de jugar y me veo genial”, señaló. De nuevo, dejó muestras de que intenta domar sus impulsos. “Mi carácter,a veces, es un poco complicado y, sobre todo, para un entrenador ver que un jugador no lo estás poniendo y se enfada quizás no es lo mejor, pero bueno. Algo jodido lo llevé, pero bien”, dijo sobre el arranque.

Sotelo se siente feliz de saberse parte de una generación, con otros tres compañeros del año 2003. “Llevaba diciendo tiempo que yo veía en los entrenamientos la gente que subía, los chavales como yo, y en muchos -en la gran mayoría, por no decir todos-, veía algo diferente. Muy contento de que esté Claudio con nosotros. Es un entrenador que cuenta bastante con los chicos. Y muy agradecido a él, tanto yo como mis compañeros pequeños”, relató, desvelando el calificativo cariñoso de los jóvenes canteranos.

En lo futbolístico, el centrocampista ofensivo celebra el hábitat de la filosofía y el sistema actuales del equipo. “En mi opinión personal, para mí, el juego del equipo me gusta mucho. Personalmente, encajo muy bien en el estilo. El equipo juega muy bien, tanto si estoy yo como si no”, relató. Peo puntualizó: “Tenemos que darle importancia a lo importante, que son las áreas. Yo el primero. Pero me gusta mucho el equipo”.

Iago Aspas Juncal

Restaba hablar sobre un nombre imprescindible en este Celta. Y fue el propio Sotelo el que lo incluyó, de entrada, en su disrcurso cuando comparó sus caracteres. Después, abundó en la figura del capitán: “El primer día que subí a entrenar, me acuerdo que no le dije ni hola. Tenía mucha verguenza con él. Y, a día de hoy, lo puedo considerar un amigo ya. Casi todas las semanas hablo con él por whatsapp de cualquier tema”. En este punto, corroboró que el moañés tomó parte en la resolución de su caso contractual. “En la renovación, se metió en el medio. Le estoy muy agradecido. Se metió para ayudarme a resolver algún problema. Y cuando se publicó la renovación, me mandó un mensaje y estaba muy contento”, narró.

Inteligentemente, aclaró enseguida que el papel de Aspas no fue en absoluto partidista. “Me acosejó. Tenía alguna duda sobre el contrato, qué era lo mejor y lo peor para hacer. Es Iago y el primero en acudir a él fui yo. Le pregunté, me dijo haz esto y esto y eso hice”, apuntó con naturalidad. Y el capitán salió cuando se le preguntó por otras ofertas. “No, no, nada. Y además, Iago me decía 'quédate' y yo me quedaba”, concluyó.

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