No fue un día cualquiera para Carlos Domínguez

Carlos Domínguez conduce el balón durante el partido del pasado fin de semana ante el Mallorca en Balaídos.
photo_camera Carlos Domínguez conduce el balón durante el partido del pasado fin de semana ante el Mallorca en Balaídos.
Carlos Domínguez vivió un punto de inflexión con su titularidad en el partido de la salvación de la última jornada del pasado curso ante el Barça, con el que se reencuentra

Aquel no fue un día cualquiera. Para nadie al que le importe mínimanente el Celta pero, en especial, para dos de sus jugadores: Gabri Veiga y Carlos Domínguez. La victoria celeste el pasado 4 de junio ante el Barcelona, su rival de mañana, en la última jornada de la pasada temporada (2-1) significó la permanencia definitiva y a los dos mentados los consagró, cada uno en su nivel de ese momento: el centrocampista, hoy en el Al-Ahli, anotó dos goles; el central fue titular por obligación y realizó un gran partido que convenció a propios y extraños de que puede tener sitio en Primera.

El reencuentro del defensor vigués con el Barça le llega en un buen momento, epílogo de aquel vivido. Porque, pese a las dudas sobre su continuidad del pasado verano, con la opción de una cesión barajada por ambas partes y sin la alegría de recibir la ficha del primer equipo de forma definitiva, Rafa Benítez le ha otorgado su confianza con sendas titularidades en los dos últimos partidos, dejando en el banquillo a un futbolista otrora insustituible como Joseph Aidoo. Y su respuesta, dentro del sistema de tres centrales, está siendo correcta.

El canterano no encadenaba dos onces en el primer equipo desde su irrupción en la recta final de la temporada 20-21, cuando sorprendió por su desparpajo. Fueron cuatro partidos en las últimas cuatro jornadas, tantos como los jugados en Liga en los dos cursos siguientes. Ahora, se antoja su momento de demostrar que puede ser una apuesta firme y no coyuntural. 

El cambio a sistema de tres centrales ha beneficiado al vigués. Pero no sólo eso. También su capacidad para adaptarse al estilo de juego impuesto por Benítez, con la defensa más retrasada y con los centrales pisando casi tanto el área propia como el resto de la mitad del campo celeste. Unas condiciones que, por ejemplo, han pejudicado a Aidoo, un central irreductible con espacios y uno más cuando se trata de ejercer en pequeños espacios con la táctica como bandera.

Carlos Domínguez no se asustará mañana en Montjuic si es el elegido. La camiseta blaugrana y el tiburón Lewandowski le traen buenos recuerdos. Y eso es algo que muy pocos centrales pueden decir. El delantero culé se topó con el canterano celeste. El duelo, con ayudas, es probable que se repita. Aquel no fue un día cualquiera para Carlos; a ver si el de mañana tampoco lo es.

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