Coudet realizó en Montilivi un único cambio en su once inicial. Ante el bajo estado físico de Gonçalo Paciencia, el elegido por el técnico argentino para compartir primera línea de ataque con Iago Aspas fue Carles Pérez. El de Granollers debutó como titular en tierras catalanas y lo hizo con una clara evolución de menos a más.
Con este cambio, el Chacho puso sobre el terreno de juego un jugador más versátil y móvil, dejando en el banquillo a una referencia arriba a quien enviarle balones para rematar a portería.
El delantero, cedido por la Roma, comenzó el partido mostrando cierta falta de confianza, enviando muchos balones hacia atrás y sin querer acercarse demasiado a sus rivales, con miedo a cometer algún error. Durante los primeros 25 minutos de juego, el catalán se movía persiguiendo el balón, como el gato que persigue al ratón, pero sin conseguir atrapar a su presa que en esta ocasión era el esférico. Fue pasado el ecuador de la primera mitad cuando empezó a sentirse más cómodo.
Su juego y presencia comenzó a ir a más, dejando algunos detalles que pueden convertirse en grandes virtudes. Cerca del descanso, se topó con una buena ocasión y la remató de escorpión, sin acertar la trayectoria correcta. No se dio por rendido. En la siguiente jugada aprovechó el rechace para chutar desde la frontal del área, una muy buena ocasión que pudo haber ser el primer tanto del encuentro y el mejor estreno como titular.
A la vuelta de vestuarios, Carles encontró el sitió que se le pide al jugador que vaya a ser pareja de Aspas. En el 48 le puso el balón en los pies al de Moaña para que lanzase a portería, una buena e inteligente combinación que dio la primera victoria de la temporada a los celestes.
Por decisiones técnicas, el delantero no finalizó el encuentro sobre el verde. En el minuto 70 Carles se fue al banquillo con su asistencia bajo el brazo. Más de una hora de juego que sirvió para que el catalán empiece a coger confianza.
