El Celta logra en Valencia un punto que sabe a poco

El Celta empata en Valencia (0-0) y suma 10 partidos sin ganar. Primera portería a cero, pero en descenso

Publicado: 25 nov 2023 - 18:30 Actualizado: 26 nov 2023 - 10:25

Iago Aspas se lamenta en el suelo tras sufrir una falta, con Unai Núñez y Beltrán.
Iago Aspas se lamenta en el suelo tras sufrir una falta, con Unai Núñez y Beltrán.

Un punto y primera portería a cero. Por echarse algo a la boca. Nada suculento, desde luego. Pero, esta vez sí, acorde a lo ofrecido en el terreno de juego ante el juvenil Valencia, tras un partido plano con un solo disparo a portería entre los tres palos de los dos equipos; de Aspas, en concreto.

El pase nervia el fútbol. Descargas de balón que son la base sobre la que se construye cualquier estructura. Cortos y eléctricos; largos y disruptivos. Juegues como juegues, tener grandes pasadores e inteligentes receptores es uno de los muchos secretos para que el juego fluya. Por eso, interrumpir un pase es como romper el ritmo cardiaco para tomar el relevo y reiniciar. El eterno reinicio en el que se convierte un partido, más si los pases se desconectan de forma continua.

Celta y Valencia vivían más de la descarga que genera romper la corriente del rival que de la producción de la propia desde cero. La vertical es la línea que más se dibuja en los cerebros de sus dos entrenadores, Rafa Benítez y Rubén Baraja. Maestro y, en parte, alumno. El manoseo del balón es pecado y todo pase tiene un objetivo a corto plazo. No es casualidad que la primera mitad terminase con la posesión prácticamente repartida entre ambos contendientes. Porque los dos sólo la entienden fugaz.

La cuestión es que puesto frente a frente cada planteamiento, pese a sus diferencias y a causa de sus similitudes, se contrarrestaron casi a la perfección. Las únicas jugadas que se salieron del guion fueron a balón parado -un cabezazo de Larsen a centro medido de Aspas en una falta lateral- o propiciadas por crasos errores, como el balonazo que estrelló Mamardashvili contra Larsen en un saque de portería que el noruego no supo resolver dentro del área.

El partido se movía en zonas fuera de peligro. Que pasase mucho en el centro del campo y poco o nada en las áreas. Que no saliese perjudicado ninguno de los dos equipos, aunque tal vez sí el espectador que no piensa en los puntos, sino en el juego.

Tiene el Valencia un puñado de jóvenes que ya son futbolistas. Javi Guerra reina en el centro del campo desde su altura y desde su capacidad para proteger el balón y tirar zancada. Y Fran Pérez es un alma libre con la habilidad de volver loca a cualquier defensa. Manu Sánchez lo sufrió ayer, teniendo que valerse de Bamba primero y de Cervi después para intentar controlarlo.

Por las características del partido, era lógico que ninguno de los dos nueves tuviese su día. Hugo Duro ni aparecía y Larsen parecía con menos energía de la habitual, lo que le impedía ser clarividente en la entrega. El fútbol se movía a sus espaldas y nunca de cara para ellos. Los primeros 45 minutos se cerraron sin apenas historia y con la única emoción de lo que podía pasar en la segunda.

Pero no hubo apenas cambio. Los pases seguían sin hilarse lo suficiente como para desarmar los entramados defensivos. Y eso que los entrenadores no cejaron en la búsqueda de opciones desde el banquillo y completaron los cinco cambios. Señal inequívoca de que tampoco ellos estaban disfrutando de un partido plano que vivía pendiente de una acción aislada que le diese sentido para alguno de los dos equipos.

Los cinco cambios

Rafa Benítez, en esta ocasión, no escatimó en sustituciones. De entrada, ya hizo tres, con Franco Cervi, Carles Pérez y Anastasios Douvikas entrando al campo para tratar de variar la dinámica sin goles en la que se movía el duelo. Ninguno de los tres tuvo un papel lo suficientemente importante como para atribuierles alguna variación sustancial. El argentino se centró, de nuevo, en lo defensivo; el catalán sólo pudo hacer una acción en conducción, que acabó con una buena ocasión de Luca de la Torre; y el griego no encontró el punto de ritmo necesario como para ganarle la partida a la defensa valenciana.

Al final, del partido quedará un disparo desde el borde del área de Aspas poco antes de ser sustituido que detuvo Mamardashvili. Fue la única parada de cualquiera de los dos porteros durante todo el encuentro, lo que da cuenta de lo justo del empate sin goles.

Dado el currículum del Celta, especialmente en sus últimas salidas, no faltó la tensión del miedo al descuento, tan cruel últimamente. Pero el Valencia no tuvo el arranque suficiente como para poner en serios aprietos a la portería celeste, que por una vez, iba a acabar sin ser batida. Un punto sabe a poco por todo lo sucedido antes de este partido; por él mismo, es una buena cosecha.

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