Fútbol | Primera Federación

Las gafas, según la óptica

Fer López deja atrás a Markel Lozano, capitán de la Ponferradina y exjugador del Celta B hace 4 años.
photo_camera Fer López deja atrás a Markel Lozano, capitán de la Ponferradina y exjugador del Celta B hace 4 años.

El Celta Fortuna lo intentó sin suerte y cedió el empate que la Ponferradina vino a buscar 

Ya se sabe que para los gustos se pintan los colores. También en las gafas. Hace algún tiempo, era una mala noticia tener que llevarlas. Nadie quería ser un cuatro ojos, o un bartolo, o un gafotas. Pero las sociedades cambian -no necesariamente a mejor-. También en las preferencias estéticas. Y, de un tiempo a esta parte, ponerte montura de pasta es sinónimo de molar. De ser moderno, o interesante, o inteligente. Es una cuestión de ópticas. Claro, son gafas. Un ejemplo paradigmático de esta dicotomía es el partido de ayer en Balaídos. El Celta Fortuna se esforzó todo lo que pudo y más por evitarlas. La Ponferradina, en cambio, vino a Vigo con la convicción absoluta de comprarse unas y lo consiguió. Así, se volvió al Bierzo con el 0-0 que vino a buscar.

Todo tras 90 minutos de un monólogo absoluto del equipo de Claudio Giráldez. Acaparó la posesión, los pases, las combinaciones y las ocasiones. El conjunto visitante no chutó ni una sola vez entre los tres palos, plantó un bloque más bajo que David el Gnomo y celebró cada achique, cada despeje, cada calambre que le permitía ganar unos segundos. Desde el punto de vista de un visitante inmerso en la lucha por la permanencia, podría parecer un punto valioso. Y quizá lo sea. Pero es que el conjunto de Iñigo Vélez, líder hasta hace nada, es el tercer clasificado y está metido de lleno, al menos por puntuación, en la lucha por el ascenso directo.

El caso es que no solo las gafas son cuestión de óptica. También el fútbol. Decía Rafa Benítez esta semana que no hay que confundir esquemas tácticos con estilos. Y tiene razón. Lo primero son poco más que dibujos en un papel. Lo segundo marca la identidad de un club. Y así, desde una estructura similar con tres centrales, ambos equipos chocaron en propuestas antagónicas.

Curiosamente, la Ponferradina controló el primer acto sin necesidad de tener la pelota. Los locales se estrellaban una y otra vez en la muralla berciana, con cada ladrillo perfectamente colocado. Los visitantes, además, trataban de salir tras cada robo, pero la transición defensiva céltica y las vigilancias de sus centrales rozaron la perfección. Raúl Blanco estrelló un córner contra el palo. Fue la única ocasión.

El panorama cambió en la segunda mitad. Claudio metió a Pablo Durán y a Miguel Román. El primero fijó a los centrales y el segundo se descolgaba desde el centro del campo a posiciones intermedias. Hacía daño. 

A esta modificación respondió el cuadro berciano hundiéndose más. Prácticamente los once futbolistas estaban detrás de la pelota. Era muy difícil generar ocasiones, pero el Fortuna las tuvo. La circulación era veloz y Javi Rueda amenazaba desde la derecha. Pero fue Miguel Román el que tuvo la más clara con un remate al palo. Hugo Álvarez, hacia el final, se encontró con la gran parada de Prieto, artífice de que la Ponferradina consiguiese su ansiado resultado gafas. 

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