El Celta de Benítez pincha ante el Benfica

Iago Aspas, presionado por un jugador del Benfica, en el partido de ayer ante el Benfica disputado en el Estadio del Algarve.
photo_camera Iago Aspas, presionado por un jugador del Benfica, en el partido de ayer ante el Benfica disputado en el Estadio del Algarve.

El Benfica, con goles en el 89 y el 91, supera a un Celta correcto atrás y sin mordiente en ataque en el debut de Bamba

El Celta cerró ayer el Trofeu do Algarve con derrota, la primera de Rafa Benítez como entrenador, ante el Benfica (2-0), que se llevó el torneo en un partido cerrado, con dos tantos sobre el minuto 90 y el debut de Bamba. 

 

 

Los barcos futbolísticos salieron al mar en Faro, pero sin pesca en la caída del sol. En la turística localidad del Algarve, flanqueada por pueblos con campos de golf y que mantienen su actividad marinera como Quarteira, se vivió una primera mitad en la que no hubo nada que llevarse a la red, ni por el Benfica ni por el Celta. Y no es que en el caladero del Estadio del Algarve no hubiera opción de pescar. Más bien resultó porque los barcos o sus tripulantes no parecieron estar con demasiadas ganas de insistir en el lanzamiento de red y su recogida. Más pereza que intentos para buscar la portería contraria. Y, en los apuntes de este cronista, un folio en blanco en lo referente a las opciones claras de gol. 

El Celta saltó al terreno de juego con un 4-4-2 tan marcado en el campo que parece señal de identidad de la nueva etapa de Rafa Benítez al frente del equipo vigués. Formación clásica y un planteamiento defensivo claro de esperar y tratar de salir a la contra. Eso sí, no se puede saber si con la intención clara o por las virtudes del oponente, pero con el paso de los minutos, la formación céltica pareció esperar un poco más atrás. Cada cinco minutos, más cerca del área. Eso obligó a alejarse más del área contraria, pero antes del descanso no había mucha intención de adelantarse. Un par de lanzamientos sin encontrar portería y algún que otro intento más, resultó lo sucedido antes del descanso. Costó llegar a él como, en ocasiones, la espera se hace larga para los marineros lusos antes de llegar a la pausa del bocadillo una vez entrada la noche.

Los capitanes modificaron las tripulaciones a medianoche, en el mar no puede hacerse por razones obvias, pero sí en un campo de fútbol como el Estadio do Algarve, pensado para la ciudad de Faro, pero realmente en la vecina Almancil. En seis minutos generó más peligro el Benfica que en toda la primera mitad y estuvo muy cerca de cargar sus redes con goles. Mantuvo Iván Villar el barco celeste a flote, primero al meter un pie sobre el remate de Musa tras una vía de agua abierta en la izquierda defendida por Sergio Carreira, que vive una pretemporada a pierna cambiada -por el momento-. A continuación, lo que sacó fue la mano el de Aldán y, en el saque de esquina, el remate portugués se marchó alto. 

El particular temporal desatado por el Benfica no tuvo continuidad, lo que resultó un alivio al navío celeste. Llegó una calma relativa porque el encuentro ya estaba más roto y con las tripulaciones con ganas de pescar la victoria en el Trofeo del Algarve. Las piezas marítimas serían los goles en el fondo de la portería, pero todavía habría que esperar.

En el minuto 62 llegó la segunda ronda de cambios en el Celta. Se completó el carrusel para ver a Cervi por la derecha -es esperable que no vuelva mucho- y a Swedberg como segunda punta -una opción más interesante-. En todo caso, poca aportación del Celta en ataque salvo un disparo de Baeza tras asociación entre Carreira y Tapia pasado el minuto ochenta. El debut de Bamba, con buenas intenciones, también es de lo poco a destacar. 

Aunque la realidad era que el Benfica dominaba, llegaba más y estaba cerca de subir a bordo el Trofeu du Algarve. Eso sí, llegó en el último despliegue de las redes en el mar. Ese ‘lance’ que llega cuando el día comienza a abrir y el sol parece asomarse. Y, en el último intento, tras mucho sudor, llegó el gol de Di Maria -autor glamuroso- en un intento de despeje de Gael, que no encontró el balón y si la pierna rival. El árbitro no lo vio, pero sí el videoarbitraje en un amistoso. Sacó de centro el Celta y regaló Tapia, con un pase flojo, el balón a Musa. Colaboró Gael y el delantero superó a Rubén. Dos goles antes y después del noventa. 

A puerto llegó el Benfica con el barco cargado con el título de un amistoso de verano y el Celta desembarcó vacío. Sin goles ni trofeo algarviano que traer a Vigo lo hizo el Celta. Queda verano para ajustar el aparejo. En ataque, es algo que se necesita.

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