Opinión

Tres gallitos

Tres tigres, tres fieras, tres fuera de serie tienen el honor de ser los reyes del mambo mundial esta semana y de acaparar el mayor porcentaje de atención catódica y de paridas y parodias en redes sociales, unos con mayor fortuna que otros. Me refiero, como no puede ser de otro modo, a Pedro Sánchez, Donald Trump y el Papa Francisco.
Estos tres gallos tienen méritos suficientes para destacar con asiduidad en este triste corral que es el mundo, pero los dos primeros serán recordados también por sendos empujones para posicionarse en primera línea de salida. El de Sánchez -metafórico- ha sacado de la carretera hacia el liderato de la izquierda a Susana Díaz, dejándola en la cuneta del PSOE tal vez para siempre. El de Trump -literal- ha arrollado en la cumbre de la OTAN al primer ministro de Montenegro, para colocarse pomposo y más ridículo que nunca al frente del grupo de los otros veintisiete líderes de la organización.
El feo gesto pone en evidencia una vez más el carácter prepotente e irrespetuoso de un chulo a las ocho y tal vez un cobarde que no se hubiera atrevido con Putin. Pero este personaje endiosado ha encontrado la horma de su zapato en el representante en la tierra del mismo Dios que salva América, que ha recibido al presidente americano con frialdad, por no recibirle con dos collejas. La expresión huraña del pontífice, casi amarga, ha sido tan significativa que las fotos, los memes y los video montajes negándole el cariño a Trump se han convertido en virales, y le han dejado a la altura moral que se merece. 
De los tres gallitos, el que sale desplumado es, pues, el que tiene precisamente nombre de pato. Sánchez es un ave fénix que tiene motivos para lucir cresta por resurgir de sus cenizas. Y el papa Francisco es, de todos, el Primero. 
 

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