Opinión

Sacudiendo las telarañas

Menos mal que el Papa Francisco ha eliminado la pereza de la lista de pecados capitales, porque la actualidad informativa me lleva hacia una desidia que acabaría irremediablemente con mis huesos en el infierno. Tal vez mi inclinación hacia este pecado -padre de muchos vicios- derive de mi personal crisis post-mini vacacional -a la que antes se le llamaba "hay que joderse"- pero me inclino más por pensar que la culpa es del panorama geopolítico global y del ser humano en general, por lo alto que ha puesto últimamente el listón de lo absurdo y la irracionalidad.
Entre otros temas, me da más pereza hablar de España y Cataluña que la que transmitió esta semana Mariano Rajoy en su intervención en el Congreso. Me da pereza siquiera mencionar que al Presidente del Gobierno le pasaba lo mismo con la Gürtel, que le entraba la desgana hacia ese tema y su presencia en la Cámara en general y terminó por hacer extraordinario el hecho de ni mencionar el asunto que otorgaba dicho calificativo al pleno y por retar a la oposición a que le planteara una nueva moción de censura, que al menos tendría mayor aliciente. Aquí sí que veo un revulsivo contra la modorra, tanto como -con toda seguridad- en el tema de la independencia catalana en pocos días. 
Al final va a ser culpa mía, que tengo que ir sacudiéndome las telarañas, porque hay que reconocer que algún tema promete ser la bomba. ¿Qué me dicen si no de la felicidad pueril de kim jong Un? En su afán por ganar siempre a su juego favorito –Total Boom War III- cada vez está más cerca de regalarnos uno de los amaneceres más rojos que se hayan visto.
Así que tendré que ir despertando, desperezándome y maquillándome, un poco aquí, un poco allá, para dar –como Emmanuel Macron- mi mejor cara ante los temas de rabiosa actualidad, que no tienen la culpa de mi apatía temporal.

Te puede interesar