Opinión

Investidura con temas de registrador

A Pedro Sánchez le cuesta esconder su ansia por presidir el próximo gobierno de España. Cuando le preguntan sobre las posibilidades del PSOE para lograr su investidura, disimula con una media sonrisa entre cínica y cortés y se remite al derecho del partido más votado para intentar en primera instancia obtener la confianza del Congreso de los Diputados. En cambio, un Pablo Iglesias más dicharachero se desternilla abierta y directamente, subiendo por la calle de sus líneas rojas hacia la vicepresidencia del ejecutivo, donde ya le tienen preparada una nueva cartera, con más sustancia que el pequeño maletín de diputado que estaba a punto de cambiar por una mochila.
Ambos se frotan las manos, inmisericordes y ajenos al sufrimiento de Rajoy que, aunque se siente con fuerzas, afronta con la agenda medio vacía y resignación, la obligación moral de solicitar el apoyo de la Cámara Baja. El presidente en funciones se encamina al patíbulo político con apatía, preparado para recitar con pesadumbre y de memoria el que podría ser el tema 52 de la oposición a registrador. Quien, como él, aboga por el orden natural de las cosas bien podría hablar entonces de “las obligaciones, su concepto y evolución histórica; sus elementos, objeto, vínculo; obligaciones naturales y obligaciones de dar, hacer y de no hacer, específicas y genéricas”. 
Aludirá, por tanto, a su obligación de asumir el reto de formar gobierno y a la del Partido Socialista de apoyar la única alternativa –a su juicio- de garantizar el progreso y la estabilidad del país, con altura de miras. La considera una obligación natural por encima de intereses partidistas. “Dar” el apoyo al Partido Popular, “hacer” lo que hay que hacer, y “no hacer” lo que no se debe hacer, que no es otra cosa que arruinar España. 
Pero a sus adversarios políticos, la exposición del tema 52 les sonará ininteligible, como el que se refiere a “la inoponibilidad y la fe pública registral, las teorías monista y dualista y la acción pauliana”. A chino. Los socialistas dejarán que Rajoy finalice su discurso vacío, para que su líder, con todos los cabos atados, se luzca con el tema 35, en el que se referirá a “la accesión” –a la presidencia del Gobierno-, a “la doctrina de los frutos” –que ahora recogerá-, y “las servidumbres” –que deberá pagar ineludiblemente-, así como la “compensación”. También tocará los palos de la transacción, el arbitraje, la mediación y la conciliación, como no puede ser de otro modo.
Pues bien, que hablen lo que tengan que hablar, aunque las palabras queden ahogadas por los deseos. Pero de entre los densos 350 temas del programa para el acceso al Cuerpo de Registradores, es precisamente de los que conforman el bloque de derecho hipotecario de los que no queremos oír nada los ciudadanos, porque la hipoteca siempre la pagamos nosotros.
 

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