Opinión

El tatarabuelo vergonzante

Juan Carlos Puigmoltó dos Sicilias (al apellido Dos Sicilias se le antepuso posteriormente Borbón), conocido por Juan Carlos I, de Borbón y Borbón, tuvo como tatarabuela una ninfómana que parió 9 hijos, ninguno de su marido, hija de Fernando VII, el mayor canalla de la casa de Borbón, que ya es decir, conocida como Isabel II. Como tatarabuelo oficial a su primo Francisco de Asis de Borbón “Paquita”, un homosexual (antes mariconazo, según el pueblo) de tomo y lomo, amante de usar camisones plagados de puntillas y como tatarabuelo genético al teniente de ingenieros Enrique Puigmoltó y Mayans.
El tatarabuelo vergonzante, oriundo de Onteniente, conde de Torrefiel (por herencia) y Vizconde de Miranda (por los servicios prestados a la reina) era un personaje bravucón y pendenciero que en la Corte, al igual que muchos otros antes y después, alcanzó el favor de la reina, quien de anteriores amantes solo había concebido niñas, y que del apuesto militar parió finalmente un niño, que posteriormente sería conocido como Alfonso XII, evitando con ello una nueva guerra carlista que pudiera poner fin al trono que anteriormente había usurpado a su tio, Carlos María Isidro.
Entre la legión de amantes de la oronda reina, tatarabuela del actual Piugmoltó, se encontraban personajes harto conocidos en la época, como  Serrano (el general bonito), el marqués de Bedmar, el pollo Arana, Miguel Tenorio, el aventurero Marfori, el tatarabuelo vergonzante y algunos de menor, e incluso mucho menor alcurnia.
Entre Isabel y Francisco de Asís oficialmente cosechaban 8 apellidos Borbón seguidos, por lo que el grado de furor uterino de la reina, parecía mas bien una bendición en cuanto a la mejora de la raza.
El primer hijo de Isabel, que nació muerto, produjo en “Paquita” tal mosqueo, que mandó sacar un molde de cera de la cara del cadáver y encargó al pintor Madrazo pintar un retrato del bebe muerto, porque quería buscar a quien se parecía al niño, ya que aseguraba no ser suyo. El segundo hijo de la reina, una niña habida de sus relaciones con “el pollo Arana”, un noble guapo y valiente, era ya conocida como la Araneja. 
Finalmente el tercero fue varón, habido del tatarabuelo vergonzante, a quien en agradecimiento por los servicios prestados, la reina concedió el título de vizconde de Miranda. Considerando que el escándalo era ya mayúsculo, pues “Paquita” vivía con su amante alejado de la Corte, Gobierno e Iglesia decidieron intervenir. Narváez amenazó a la reina con dimitir y provocar una crisis de gobierno sino desterraba inmediatamente a Puigmoltó y volvía el rey a la Corte. La Iglesia, por su parte, a través del obispo de Toledo y nuncio de Su Santidad, amenazaba con no apadrinar al recién nacido. El confesor de la reina, el padre Claret le amenazó con no pisar palacio y dejar de ser su confesor, sino expulsaba a Puigmoltó. 
En contra de lo esperado y por sus santos bemoles, Isabel se pasaba  las amenazas por su concurrido moño, pues a chula no le ganaba nadie, de manera que el tatarabuelo vergonzante solo salió de palacio cuando el nene Alfonso cumplía ya tres meses, momento en el que Isabel empezaba a ver con buenos ojos al siguiente.
Lo gracioso de las amenazas fue la decisión de la reina de acudir, ante el vacío de la Iglesia, directamente a los santos, rodeándose de reliquias para favorecer el alumbramiento, hasta acumular catorce, incluida la mano derecha de San Juan y dos espinas de la corona de Cristo, el cráneo de San Ramón Nonato y el cristal de San Valentín, gastando una fortuna en limosnas para propiciar el buen parto del esperado varón que diera continuidad a la Corona.
Por la gracia de Dios, la insistencia de Isabel, los genes de Puigmoltó y la pasividad de “Paquita”, la Corona estaba salvada. ¡Aleluya! Un nuevo rey con el nombre de Alfonso XII iba a perpetuar la saga borbónica (“hijo mio, de Borbón solo tienes mi sangre”), una saga que desde 1700 ha hecho perder a España todas sus posesiones y se ha caracterizado, en general, por su enorme debilidad ante el sexo, el dinero, la palabra y la cultura.
Afortunadamente para España, Felipe VI, un rey que su origen borbónico mas cercano es el de su abuela paterna, y que tiene mucho mas de Scheleswig-Holstein, por parte de madre que de otra cosa, dará a nuestro país el, teórico Borbón, mas preparado de toda su historia, un rey del que no habrá que avergonzarse, al menos de momento, y cuya labor esta pidiendo a gritos el relevo, por el bien y el prestigio de España.

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