Opinión

La responsabilidad amoral

Lo malo de este mundo que nos hemos creado es que nadie asume sus responsabilidades, una prueba irrefutable de la fragilidad moral de sus máximos representantes. Un paseo por los periódicos de ayer nos ofrecía ejemplos de esta completa carencia de principios que comienza a identificar los comportamientos de ciertos representantes de las clases dirigentes  para los que responder de sus actos se ha convertido en un quehacer impensable. Todos  exhiben una ruindad moral alarmante y, al margen de credos, ideologías, niveles de representatividad, sexo, razas y procedencias, se comportan de la misma manera. Por ejemplo, el presidente Donald Trump no solo no se hace responsable en absoluto de la masacre que ha convertido en cementerio un instituto de Florida sino que le echa la culpa al FBI. Se trata de una actuación desgraciadamente  habitual en este sujeto que se ha pasado el año y pico de estancia en la Casa Blanca tratando de culpabilizar de sus errores a los demás. Extraña desde luego entender cómo un presidente puede estar reñido con la oficina federal que mantiene, entre otras muchas responsabilidades inherentes a  su condición de fuerza policial con competencias en todo el territorio, la de salvaguardar la vida del propio presidente.  Sin embargo, ahí se maneja este personaje impresentable al que, cuando no le gusta la labor que lleva a cabo el director del FBI, primero lo coloca en su twiter y después lo cesa que para eso es el que manda. Si no recuerdo mal, Trumpha ha cesado ya a todos los responsables de sus departamentos incluyendo sus propios jefes de gabinete, de estrategia y de prensa.
En paralelo a esta primera línea de actuación se encuentra la diputada de la CUP Anna Gabriel, que ha decidido huir de la acción de la Justicia para refugiarse en un país como Suiza que no forma parte de la Unión y que hace de su legislación un verdadero sayo. Gabriel es la siguiente en salir corriendo ante la posibilidad de tener que responder de sus actos, algo parecido a lo que ha manifestado Artur Mas quien no ha tenido el más mínimo sonrojo de abjurar de los principios de declaración de independencia con tal de salir razonablemente bien librado de su comparecencia ante los tribunales.
Luego están el “Bigotes”, Ignacio González, Granados y toda esta banda de indeseables que se lo han llevado crudo sin el menor sonrojo. Personajes turbios y amorales: “Era el marido de la Cospedal el encargado de llevar el mondongo” ha dicho el primero de ellos. Van a cantar por bulerías con una intención. Si hay que ir al talego, lo mejor es ir acompañados. 

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