John Lennon escribió muchas de sus canciones inspirándose en las noticias que leía en los periódicos y “A day in the life”, se construyó fiel a este método. La muerte en trágico accidente de automóvil del joven heredero de una empresa cervecera, los hoyos que había que rellenar en un lugar de Inglaterra y una mención especial al contenido de los noticieros cinematográficos definen el texto de una obra maestra a la que Paul McCartney redondeó con una líneas escritas con anterioridad a las que no conseguía otorgar un destino apropiado. El propio McCartney escribió otra de sus canciones mayores, “She’s living home”, inspirándose en las notas de actualidad de un diario que narraban la historia de una joven que había dejado de madrugada el hogar paterno para huir de allí con un crupié de casino, si bien McCartney lo convirtió en mecánico porque le sonaba más desgarrador y poético. Un extraordinario músico madrileño, José Luis García Asensio, tocó el violín en esta grabación.
Desgraciadamente, y a pesar de dedicar horas y horas de mi vida a leer los periódicos, jamás he conseguido basarme en ellos para escribir nada bueno y menos una canción de las dimensiones de las que escribían ambos sujetos. Pero verdad es también que muchas de ellas me han sugerido poderoso material de reflexión y el creciente convencimiento de que todos los días suceden cosas inexplicables o necesarias de haber contado con una solución mucho más sensata de la que obtuvieron en su día.
Los diarios de ayer, por ejemplo, se hacían eco de un truculento suceso protagonizado por un trío de policías urbanos barceloneses sumergidos en un sombrío espiral de celos, sexo y violencia. Una mujer policía y su amante compañero del cuerpo, asesinaron presuntamente al marido de ella, policía también, carbonizando su cadáver en el interior de un automóvil al que prendieron fuego. Pero lo paradójico ha sido que el suceso ha invitado a estudiar los expedientes de los tres y la reapertura de un episodio en el que un mantero perseguido por ellos murió al caer por un terraplén de treinta metros. Se archivaron las diligencias y se acabó el tema. Dos de ellos habían sido advertidos previamente de suspensión por liarse a porrazos con unos emigrantes en pleno centro de la ciudad. Ahora, y tras el crimen, se revisan todos sus comportamientos. Pues ya era hora y podían haberse revisado en su momento.
