A un año justo del discurso del rey sobre la situación de Cataluña que ahora sabemos pronunció por propia voluntad contraviniendo los consejos de Mariano Rajoy y su entonces gabinete, es lícito preguntarse si con la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa y el ámbito parlamentario que la moción de censura que le hizo presidente, estamos peor, mejor o igual que antes de la intervención del monarca. El ministro Ábalos – cuya facilidad de palabra y claridad intelectual no parecen alcanzar niveles los exigibles que requieren sus responsabilidades- explicó hace apenas unas horas que la violenta jornada conmemorativa del 1-O estaba trascurriendo de un modo asumible y remató la faena añadiendo que él no había escuchado al señor Torra hablar de violencia a pesar de que el presidente de la Generalitat agradeció públicamente a los incontrolados que cortaran el tráfico, agredieran viandantes e intentaran asaltar el Parlamento en una noche de ira y fuego que asoló literalmente Barcelona: “hacéis bien en apretar”, animó Torra desde su tribuna. Para Ábalos todo eso es asumible. Para una gran parte de los ciudadanos el escenario que están trazando los secesionistas catalanes está adquiriendo caracteres cada vez más alarmantes y dramáticos.
