Opinión

Blondi, mascota de Rahola

Valle Inclán le hace decir a Max en “Luces de Bohemia” que “Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada”.
 Los espejos deformantes del callejón del Gato de Madrid atraían gente de toda España porque al masoquismo nacional que gusta de exagerar sus defectos y renovar su propia tragedia.
 Por eso los separatistas catalanes propagan que las elecciones españolas pueden manipularse, que los autores del golpe de Estado de octubre-noviembre en prisión son “presos políticos”, o que “España nos roba”.
 La más eficaz e influyente periodista del separatismo y divulgadora de este esperpento en Cataluña es Pilar Rahola, espléndidamente pagada colaboradora en medios de toda España, para satisfacción de una audiencia masoquista que le gustar verse reflejada ante el espejo deformante que es ella.
 El esperpento es tan exagerado que parece ver a los demás españoles como nazis y a los catalanes como judíos perseguidos, lo que explicaría, simultáneamente su apoyo entusiasta a Israel.
 En su defensa acaba de advertir en un periódico que “la ONU ya no es la guardiana de las libertades, permanentemente secuestrada por dictaduras poderosas”, porque se ha convertido en una “marioneta de intereses vinculados con el petrodólar y los países islámicos”.
 Cierto: la organización condena a la democracia judía pero pone en la presidencia de la comisión de derechos humanos a Siria, o hace miembro de la comisión que vela por los derechos de las mujeres a Arabia Saudita.
 Rahola tiene muchos argumentos favorables y justos para defender Israel, pero visto su odio hacia los demás españoles es de creer que los judíos para ella son mascotas, como Blondi, la adorada perra pastor alemán de Adolf Hitler.

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